VASOS DE BARRO

Una de las escrituras más alentadora en la Biblia es 2 Corintios 4:7: “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros”. Luego Pablo, continúa describiendo dichos vasos de barro como si fueran personas muriendo, atribulados en todo, en apuros, perseguidos, derribados. Aunque nunca abandonados o desesperados, estos hombres, usados por Dios, gemían constantemente por el peso de sus cuerpos, esperando ansiosamente ser revestidos de nuevos cuerpos.

 

Dios se burla del poder del hombre. Se ríe de nuestros esfuerzos egoístas de ser buenos. Él nunca usa al alto y poderoso, por el contrario Él usa lo débil de este mundo para avergonzar a los sabios. “Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia” (1 Corintios 1:26-29).

 

¡Guau!  ¿Acaso ésta es mi descripción? ¡Débil, necio, vil, algo que no es noble, ni sabio, ni poderoso! ¡Qué locura pensar que Dios pudiera usar a tal criatura! Sin embargo, ése es su plan perfecto y es, al mismo tiempo, el mayor misterio en la Tierra. Dios nos llama en nuestras debilidades, aun sabiendo que nos vamos a equivocar. Pone su tesoro invalorable en nosotros, vasos de barro, porque se deleita en hacer lo imposible con la nada.

 

Dios está determinado a lograr su objetivo, acá en la Tierra, a través de hombres con debilidades. Abraham tenia debilidades: El mintió y casi hizo que su esposa se convierta en una adúltera, pero “creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia” (Romanos 4:3).