¡COMPROMETIDOS, VIVOS O MUERTOS!

“Habló Nabucodonosor y les dijo…si no la adorareis, en la misma hora seréis echados en medio de un horno de fuego ardiendo; ¿y qué dios será aquel que os libre de mis manos?” (Daniel 3:14–15).

Los amigos de Daniel estaban enfrentando la peor crisis que cualquier ser humano podría enfrentar. Si Dios no venía y los libraba milagrosamente, ¡ellos estarían muertos!

¿Qué cosa haría venir a Cristo en medio de su crisis? Él viene cuando usted hace el mismo compromiso que hicieron los tres jóvenes hebreos: “[Ellos]… respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es necesario que te respondamos sobre este asunto. He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano…nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado” (versículos 16–18).

En otras palabras: “No hay salida. Si Dios no hace un milagro, estaremos muertos. Sin embargo, ¡nuestro Dios es capaz de librarnos de esta feroz crisis!, pero aún si no lo hiciera, no le daremos la espalda. ¡Vivos o muertos, confiaremos en Él!

 

Amados, éste es el tipo de fe que hace que los ángeles se regocijen y bendice el mismo corazón de Dios. Es una fe que dice: “Señor, estoy convencido, plenamente persuadido de que tú eres capaz de librarme. Si tan sólo dices una palabra, todo esto terminará. Pero si no es así, no voy a correr. No voy a echarte la culpa de abandonarme. Permaneceré fiel y veraz. Tus caminos son más altos que los míos, Señor, y mi vida está en tus manos. ¡Aunque me matares, en ti confiaré!”.

 

Esto es lo que hace que Cristo lo visite a usted en medio de su crisis, la confianza completa de que ¡El es capaz de rescatarnos y librarnos de cualquier crisis! Es la confianza de saber que, no importa lo que venga, estamos en sus manos.