LA MEDIDA DE EXITO DE DIOS

El éxito a los ojos se cumple en su totalidad al ministrarle a Él. Tales siervos, no están luchando para “triunfar” o buscar seguridad terrenal. Sólo quieren conocer a su Señor y ministrarle a Él.

 

Piense en los 100 profetas que Abdías escondió (1 Reyes 18:4). Ellos vivieron aislados en cuevas por tres o cuatro años por lo menos, durante una terrible hambruna. Estos hombres no tenían adónde ministrar en el exterior, estaban completamente fuera de la vista del público, olvidados por la mayoría. Ni siquiera pudieron compartir la victoria de Elías en el Monte Carmelo. Sin duda, el mundo los llamaría fracasados, hombres insignificantes que no lograron nada.

 

Aun así, Dios les había dado a estos siervos devotos, el regalo precioso del tiempo. Ellos tenían días, semanas, aun años para orar, estudiar, crecer y ministrar al Señor. Usted verá, Dios los estaba preparando para el día en que sean liberados para ministrar al pueblo. De hecho, estos mismos hombres habrían de pastorear a aquéllos que volvieron a Dios bajo el ministerio de Elías.

 

Hace años, El Señor me bendijo con este regalo del tiempo. Aun antes de haber pastoreado una iglesia, iba al bosque y predicaba a las aves y a los árboles. No tenía planes, ni agenda, ni sueños. Sólo quería llegar a conocer el corazón de Dios. Así que oraba diariamente, buscando y ministrando al Señor, y marqué mi Biblia de tapa a tapa. Estaba escondido, nadie me veía, pero Dios siempre supo dónde estaba.

 

Mi consejo es: “Deje de buscar ministerios. En lugar de ello, pase su tiempo buscando a Dios. Él sabe dónde encontrarlo. Él lo enviará cuando vea que usted está listo. Olvídese de lo que otros estén haciendo. Luche por ser un éxito en el trono de Dios. Si está ministrando al Señor y orando por los demás, ¡usted ya es un éxito en sus ojos!