UN CAMINO CONOCIDO SOLAMENTE POR DIOS

“Por Jehová son ordenados los pasos del hombre” (Salmos 37:23). La palabra hebrea “ordenados” en este versículo significa “fijados o pre planeados”. Dios no trabaja con una agenda diaria. Él no planea nuestro camino por día, semana o por año adelantado. No, Él tiene un plan entero de vida para cada creyente. En el momento que somos salvos, ese plan entra en operación.

 

¿Cuál es este camino pre planeado? Jesús respondió muy simplemente: “Yo soy el camino” (Juan 14:6, itálicas mías). Cristo mismo es el camino a la gloria y a la vida eterna. Él nos guía hacia nuestro destino final. Y nuestro camino termina en sus brazos, en el cielo. El libro de Hebreos nos dice que Jesús está “llevando muchos hijos a la gloria” (Hebreos 2:10).

 

Sin embargo, lo que no podemos saber es la ruta específica que Jesús va a tomar para llevarnos allí. Ninguno de nosotros puede estar seguro de cómo se verá el resto de nuestro viaje. El camino es conocido sólo para Dios. Tome mi propia vida, por ejemplo. He estado en la ruta hacia la gloria por más de setenta años. En el camino, Dios me ha dado ciertas metas, algunos sueños y algunas visiones, las cuales he seguido. Pero el Señor nunca me ha delineado todo el camino. De hecho, después de todos estos años, no estoy seguro a dónde me llevará mañana el camino.

 

Cuando Jacob era anciano, le describió su viejo camino a Faraón: “Los días de los años de mi peregrinación son ciento treinta años; pocos y malos han sido los días de los años de mi vida” (Génesis 47:9). La palabra hebrea “malos” aquí significa calamidades, aflicciones, dolores, problemas, adversidades.

 

Me puedo identificar con Jacob. Hay ciertos periodos de mi propio peregrinaje que no quisiera volver a vivir. Por supuesto, alabo a Dios por todas las bendiciones y milagros que Él ha obrado a favor mío. Estoy agradecido por la fe que Él ha edificado en mí a través de los años. Pero si tuviera que volver a vivir mi vida, me gustaría saber de antemano que todo va a salir bien. Sin embargo así no es como Dios obra. El camino del creyente es un camino de fe.