SOPORTANDOOS UNOS A OTROS

Soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros” (Colosenses 3:13, itálicas mías).

 

Soportar y perdonar son dos asuntos diferentes. Soportar significa cesar toda acción y pensamiento de revancha. Quiere decir, en otras palabras: “No hagas justicia por tus propias manos. Por el contrario, soporta tu dolor. Deja el asunto a un lado y no lo vuelvas tomar”.

 

Note que soportar no es solamente un concepto del Nuevo Testamento. Los Proverbios nos dicen: “No digas: Como me hizo, así le haré; daré el pago al hombre según su obra” (Proverbios 24:29). Se nos da un ejemplo poderoso de esta amonestación en la vida de David. El estaba furioso con deseos de venganza contra un hombre malvado llamado Nabal, porque Nabal no quiso ayudarlo cuando David lo necesitaba. David juró vengarse, pero obedeció el consejo de Dios: “No hagas venganza…deja que el Señor pelee tu batalla”. La situación se resolvió justo a tiempo y David alabó a Dios por su intervención. (Ver 1 Samuel para conocer la historia completa).

 

David tuvo otra oportunidad de una fácil venganza, cuando halló a su perseguidor, Saúl, dormido en una cueva, en la que David mismo se estaba escondiendo. Los hombres de David lo presionaban diciéndole: “Es voluntad de Dios. Él ha entregado a tu enemigo en tu mano. Mátalo ya y véngate”. Pero David se resistió, y más bien cortó un pedazo del manto de Saúl, para poder demostrar luego, que él pudo haberlo matado. Estas acciones sabias son las formas en las que Dios avergüenza a nuestros enemigos, y ése fue el caso cuando David le mostró a Saúl el pedazo de tela. Saúl respondió: “Más justo eres tú que yo, que me has pagado con bien, habiéndote yo pagado con mal” (1 Samuel 24:17).

 

Ahora entramos a perdonar, lo cual abarca otros dos mandamientos: (1) Amar a nuestros enemigos y (2) Orar por ellos. “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen” (Mateo 5:44).

 

Un viejo y sabio predicador dijo: “Si puedes orar por tus enemigos, puedes hacer todo lo demás”. Yo me he dado cuenta de que esto es verdad en mi propia vida.

 

Jesús nunca dijo que perdonar sería fácil. Cuando ordenó: “Amad a vuestros enemigos”, la palabra griega “amar” no significa “afecto” sino “entendimiento moral”. Dicho de una forma simple, perdonar a alguien no tiene nada que ver con levantar emociones, sino más bien se trata de tomar una decisión moral para quitar el odio de nuestros corazones.