ÉL AMA BENDECIRTE by Gary Wilkerson

“Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año ciento por uno; y le bendijo Jehová.”(Génesis 26:12)

Este fue el año de la hambruna, de hecho, una segunda hambruna. Probablemente alrededor todavía había polvo de la hambruna anterior y sin embargo, Dios le dijo al pueblo que sembraran un nuevo cultivo.

Isaac obedeció a Dios, incluso cuando pensaba que no iba a funcionar; simplemente no tenía mucho sentido para él para sembrar otro cultivo. Sin embargo, era radicalmente obediente a Dios, y como resultado de esto, la cosecha fue enorme, a “ciento por uno.”

¡Eso es un montón! Si yo viera nuestra iglesia crecer en un 20 por ciento, o mis finanzas crecer en un 20 por ciento, o si yo disfrutara de un aumento del 20 por ciento en influencia en mis relaciones personales, bien, ya pueden ver a dónde voy con esto. ¿A cuántos de ustedes les gustaría ver un mejor matrimonio en un 20 por ciento, mejores hijos en un 20, es decir, que sus niños se comporten mejor, o una bendición financiera de un 20 por ciento? ¿Eso sería genial, cierto? Pero aquí no fue el 20 por ciento o incluso el 100 por ciento, esto era el ciento por uno, cada uno multiplicado por cien. ¡Y esto se produjo en medio de una hambruna!

Te aseguro que Dios no está preocupado por la economía de América. No está preocupado por lo que está pasando en tu trabajo o en tu hogar. Dios tiene toda la capacidad, los recursos y el poder en el cielo para poder satisfacer todas tus necesidades conforme a sus riquezas en gloria.

Él quiere que sepas que te ha bendecido. Ese es su corazón. Deshazte de tu concepto de un Dios enojón y anticuado allá en el cielo, que está como esperando que cometas un error para que Él pueda quitarte las cosas. Y aléjate del concepto de Dios tipo “Papá Noel", que comprueba si te portaste bien o mal y te recompensa de acuerdo a ello. Dios quiere darte poder para que seas obediente porque ama bendecirte.

Una y otra vez he visto cuando Dios ha dicho: “Haz esto o aquello. Confía en Mí en medio esto.” Tu puedes sentirte como si estuvieras en una hambruna porque tu nivel de recursos está bajo. Podrías pensar que tu vida espiritual está en un lugar desierto y puedes no sentir que tienes algo para dar. No sientes que seas la persona adecuada para testificar a ese grupo o para predicar a ese pueblo o para ir a ese país y estar en el campo misionero. Cuando me siento así, pero sigo adelante y hago lo que Dios me dice que haga, siempre recibo una bendición. Siempre hay un glorioso derramamiento de Su gracia.