ESTO ES UN TEST

Tome esta prueba para ver si ha dado ya los primeros pasos hacia la dureza de corazón.

1. ¿Cuántas veces has escuchado mensajes sobre el peligro de descuidar la oración diaria y la lectura de la Biblia?

Si descuida su lugar secreto en casa y si piensa que la oración en la iglesia se encarga de todas sus necesidades, usted nunca va a sobrevivir los futuros tiempos difíciles. Si no presta atención a la Palabra que tiene la intención de sanarle y fortalecerle en los buenos tiempos, ¿cómo vas a encontrar el poder para vencer en los días difíciles por venir? ¡Tener un conocimiento personal de su Padre celestial es la única forma de prepararse para lo que viene!

2. ¿Cuántas veces has sido advertido de las terribles consecuencias del chisme?

A veces, las advertencias sobre el tema del chisme han sido tomadas a la ligera, suavemente; y en otras ocasiones, han sido como trueno. Una y otra vez a los israelitas se les advirtió de los peligros de este pecado, pero ellos insistían en desobedecer al Señor, esto les llevó a una vida de miseria en un desierto infestado de serpientes. El chisme y la murmuración le costo todo a Israel.

¿Ha dicho algo contra un hermano o una hermana durante la última semana, algo que usted no debía repetir? ¿O ha escuchado algún chisme acerca de esa persona? Si es así, ¿permitió usted que la semilla de la duda hacia esa persona fuera plantada en su alma? Si usted continúa chismeando a pesar de todas las advertencias que ha oído, usted ha comenzado el camino hacia la dureza de corazón.

3. ¿Cuántas advertencias ha oído en contra de albergar un pecado secreto?

¿Qué pasa con ese pecado secreto, ese del que El Espíritu de Dios continuamente le ha hablado? A través de los años he escrito muchas advertencias sobre los peligros de coquetear con un pecado consentido. Más aun, no sólo he predicado contra el pecado sino que he enseñado del poder de resurrección de Dios, he predicado que el Señor nos dota con el poder de su Espíritu para vencer y pone una voluntad en nuestros corazones para hacer bien.

La persona que se atreve a sentarse bajo la amorosa reprensión semana tras semana y todavía sigue pecando va por el camino de la dureza de corazón. ¡No sea esa persona!