¡REGOCÍJESE EN EL SEÑOR Y ALÉGRESE!

En el libro de Judas, leemos de un día futuro tan malvado y vil, y que Dios vendrá con sus santas decenas de millares para hacer juicio por todas las obras impías. Judas profetizó que los hombres se entregarán a sus deseos sucios de lujuria, siendo burladores, sensuales, “que espuman su propia vergüenza” (Judas 13).  Esto se refiere a una sociedad de fornicadores corruptos que van “en pos de vicios contra naturaleza”, lo cual se refiere a la rampante homosexualidad.

 

Hoy día, América no es la única nación que ha quitado los límites morales. El derrumbe moral está en todo el mundo, y se está volviendo muy evidente que Satanás está vomitando las abominaciones del infierno sobre la humanidad. Este es un tiempo, se nos advierte en las Escrituras, cuando el diablo tratará de seducir a los elegidos de Dios.

 

Judas miró hacia adelante, en esos tiempos viles, malvados, y vio algo más, algo muy inspirante y milagroso. En medio de toda la inmoralidad y degradación en aumento, él vio un pueblo “llamados, santificados en Dios Padre, y guardados en Jesucristo” (Judas 1).

 

No importa cuán corrupto se vuelve este mundo en los días venideros – no importa cuán demoniacos sean los medios de comunicación, TV y películas, no importa cuánto aumenta la adoración a los diablos, no importa cuánto tratan de forzar su agenda los homosexuales en la sociedad, no importa si el mismo diablo camina por las calles – Dios va a preservar a sus hijos. Él va a preservar para sí mismo un pueblo santificado, santo. El los cuidará del malvado, y ellos se fortalecerán en fe y devoción, mientras los impíos corren hacia la destrucción.

 

Escuchen la palabra del Señor: “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es el que os llama, el cual también lo hará” (1 Tesalonicenses 5:23-24).

 

David dijo, “Porque Jehová…no desampara a sus santos. Para siempre serán guardados” (Salmo 37:28). “Cercando andan los malos…Tú Jehová, los guardarás; de esta generación los preservarás para siempre” (Salmo 12:7-8).

 

Que esta oración del apóstol Pablo sea su oración y mía en los tiempos malos y turbulentos que tenemos por delante: “El Señor  me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial” (2 Timoteo 4:18).

 

¡Regocíjese! Dios ha pactado guardar y preservar a todos aquellos que confían plenamente en él.