QUE LA PAZ DE DIOS PERMANEZCA EN USTED

Una mujer Cristiana se me acercó recientemente muy preocupada y me preguntó si yo había escuchado las últimas noticias. Era acerca de los últimos acontecimientos en Pakistán. “¿Puede usted creer lo que está sucediendo?” ella preguntó. “Cada día es día de malas noticias. Pakistán tiene ahora capacidad nuclear. Los terroristas se podrán apoderar de eso y en cualquier momento un líder loco comenzará una guerra nuclear.” Meneando su cabeza, ella dijo, “Estoy verdaderamente asustada. Las cosas están descontroladas.”

 

Ahora mismo, las personas están asustadas en todo el mundo. Estamos viendo el cumplimiento de la advertencia de Jesús, que el día vendría cuando los corazones de los hombres desmayarán de miedo cuando vean las cosas que vienen sobre la tierra.

 

Aquellos que han recibido mis mensajes mensuales, conocen que en los últimos años yo he estado advirtiendo sobre la crisis de las viviendas que venía. Yo advertí que la bancarrota era inminente. Pero lo prediqué con lágrimas.

 

Ahora, déjeme darle una palabra clara del corazón de Dios, una palabra de ánimo. A pesar de las noticias aterradoras, Dios todavía tiene todas las cosas bajo su control.

 

Esta es la Palabra sobre la cual nosotros los creyentes debemos de estar parados firmes, mientras la tormenta brama a nuestro alrededor, palabras que nos fueron dadas por Jesús: “No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27). Estos son tiempos tumultuosos. Pero es durante esos tiempos que la Palabra de Dios viene a ser nuestra fortaleza y esperanza.

 

·                     “Jehová será refugio del pobre, refugio para el tiempo de angustia. En ti confiarán los que conocen tu nombre, por cuanto tú, Jehová, no desamparaste a los que te buscaron” (Salmo 9:9-10).

·                                                                         “El me esconderá en su Tabernáculo en el día del mal; me ocultará en lo reservado de su morada; sobre una roca me pondrá en alto” (Salmo 27:5).

 

Yo creo que aún vienen tiempos más aterradores, más difíciles todavía. Y sólo veo desesperación para aquellos que no están diariamente en la Palabra de Dios y orando y hablando con el Señor. Es su Palabra la que levanta nuestros espíritus y produce fe. Disciplínese ahora  a abrir su Biblia en la mañana y comenzar su día siendo animado con las preciosas promesas de Dios. Luego hable con el Señor, aún cuando prepara para comenzar su día. Pídale al Espíritu Santo que fortalezca su fe y esperanza.

 

 Hay una Escritura que yo repito muchas veces al día. Le animo a que se apodere de ella y la crea: “Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 Pedro 5:7).