UN NUEVO DÍA ESTABA AMANECIENDO

Jesús estaba en Sus últimos días de ministerio. El acababa de limpiar el templo, echando afuera a los cambistas y ahora estaba pasando tiempo con sus discípulos, preparándolos para ser pilares de Su futura iglesia. Sin embargo, hasta este punto, ellos todavía no tenían fe, tardos para creer, “hombres de poca fe”. Jesús los había amonestado por su incredulidad varias veces preguntándoles: “¿No podéis ver?” El vio en sus corazones un impedimento que tenía que ser expulsado, o ellos nunca llegarían a la revelación necesaria para dirigir a la iglesia.

Un día, mientras Jesús y los discípulos pasaban cerca de una higuera estéril, Jesús la maldijo:

“Entonces Jesús dijo a la higuera: Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Y lo oyeron sus discípulos” (Marcos 11:14).
Después, cuando el grupo volvió a pasar cerca de la higuera, Pedro señalando dijo: “Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado”.

Sin darle a Pedro una respuesta concreta, Jesús simplemente dijo: “Tened fe en Dios” Por la asombrosa respuesta de Jesús, sabemos que el mensaje trataba por completo acerca de la fe.

ALGO NUEVO

La higuera seca fue otro sermón ilustrado de Cristo. Esta planta seca representaba el rechazo de Dios al viejo sistema religioso de hacer obras de Israel. Ese sistema buscaba alcanzar la salvación y el favor de Dios a través de esfuerzos humanos y fuerza de voluntad.

Algo nuevo estaba por nacer en Israel: Una iglesia en la cual el pueblo de Dios pueda vivir totalmente por fe. La salvación y la vida eterna vendrían solamente por fe.

Hasta este punto, el pueblo de Dios no sabía nada sobre vivir por fe. Su religión sólo trataba sobre los logros: Estar presentes en los cultos de adoración, leer la Torá, cumplir una lista extensa de reglas. Ahora Jesús estaba diciendo: “Este sistema viejo está acabado, camino al juicio”. Un nuevo día estaba amaneciendo: La iglesia de fe estaba naciendo.