APRENDIENDO A ORAR by Jim Cymbala

No se puede enseñar la oración mediante principios y seminarios. Debe nacer de un ambiente completo de sentida necesidad. Si yo digo: "Debiera orar", pronto se me acabará la motivación y dejaré de hacerlo; la carne es demasiado fuerte. Tengo que ser impulsado a orar.

Hay demasiados cristianos que viven en un estado de negación. "Bueno, espero que algún día mi hijo recapacite." Algunos padres en realidad han dado por vencidos: "Supongo que nada se puede hacer. Bobby no salió bien, pero lo intentamos; lo dedicamos al Señor cuando era un bebé. Tal vez algún día".

Cuanto más oramos, más sentimos nuestra necesidad de orar. Y cuanto más sentimos la necesidad de orar, más deseamos orar.

La oración es la fuente de la vida cristiana, la tabla de salvación del cristiano. De otro modo, es como tener en sus brazos un bebé, y ponerle linda ropa…¡pero resulta que no está respirando! Olvídese de la ropa con adornos, estabilice los signos vitales del bebé. No sirve de nada hablarle a una persona que está en estado de coma. Por eso son tan limitados los resultados que produce el gran énfasis que se da a la enseñanza en las iglesias de hoy. La enseñanza solo es buena donde hay vida para canalizarla. Si los oyentes están en un coma espiritual, lo que les decimos puede ser bueno y ortodoxo, pero desafortunadamente, la vida espiritual no puede ser enseñada.

Pastores e iglesias deben sentirse molestos al punto de decir: “No somos cristianos Neo testamentarios si no tenemos una vida de oración”. Esta convicción nos produce un poco de incomodidad, pero ¿de que otra manera podría producirse un avance con Dios?

Si verdaderamente prestamos atención a lo que dice Hechos 2:42: “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones”, podremos ver que la oración es casi una prueba de la normalidad de una iglesia. Invocar el nombre del Señor es el cuarto sello distintivo contenido en la lista. Si mi iglesia o su iglesia no están orando, no debiéramos ufanarnos de nuestra ortodoxia o de las cifras de asistencia a nuestra reunión del domingo.

En efecto, Carol y yo nos hemos dicho repetidamente que si alguna vez se afloja el espíritu de quebrantamiento y de clamar a Dios en la Iglesia Brooklyn Tabernacle, sabremos que estamos en dificultades, aun cuando tengamos una asistencia de 10.000 personas.

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Jim Cymbala comenzó la iglesia Brooklyn Tabernacle con menos de veinte miembros en un pequeño y deteriorado edificio en una parte difícil de la ciudad. Nacido en Brooklyn, es un viejo amigo de David y Gary Wilkerson, y un orador frecuente en conferencias para pastores y líderes patrocinadas por World Challenge en todo el mundo.