CUANDO LAS ORACIONES PARECEN NO SER CONTESTADAS
Echa un vistazo a la profunda agonía de un hombre muy santo de la Biblia y ve si puedes averiguar quién está hablando “Yo soy el hombre que ha visto aflicción bajo el látigo de su enojo. Me guió y me llevó en tinieblas, y no en luz…Me cercó por todos lados, y no puedo salir; ha hecho más pesadas mis cadenas; Aun cuando clamé y di voces, cerró los oídos a mi oración… Perecieron mis fuerzas, y mi esperanza en Jehová” (Lamentaciones 3:1-2, 7-8, 18).
¿Quién era este hombre que perdió la esperanza, que dijo que Dios había cerrado sus oídos a sus oraciones? Es nada menos que el profeta Jeremías. “Te cubriste de nube para que no pasase la oración nuestra” (Lamentaciones 3:44). Pero también podríamos ser tú o yo durante alguna crisis en nuestras vidas, cuando parece que Dios ha cerrado los cielos. ¿Lloras con Jeremías diciendo: “Yo soy el que ha visto problemas, estoy en una situación de la que parece que no puedo salir”?
¡No creas que Jeremías continuó en la desesperación! Al igual que David, llegó a un lugar de esperanza y victoria. Recordó que su Dios estaba lleno de compasión y tiernas misericordias: “Esto recapacitaré en mi corazón, por lo tanto esperaré. Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré. Bueno es Jehová a los que en él esperan, al alma que le busca. Bueno es esperar en silencio la salvación de Jehová…Porque el Señor no desecha para siempre; Antes si aflige, también se compadece según la multitud de sus misericordias” (Lamentaciones 3:21-26,31-32)
El salmista David dijo: “Porque Jehová ha oído la voz de mi lloro. Jehová ha oído mi ruego; Ha recibido Jehová mi oración.” (Salmos 6:8-9) Ha guardado cada lágrima, ha recibido cada clamor, ha escuchado con atención cada oración. Puedes estar seguro que si tienes que pasar por un horno caliente de aflicción, Él estará allí contigo. Dios tiene un propósito para todo lo que Él permite, y para cada prueba difícil Él da gracia especial.
¿Quién era este hombre que perdió la esperanza, que dijo que Dios había cerrado sus oídos a sus oraciones? Es nada menos que el profeta Jeremías. “Te cubriste de nube para que no pasase la oración nuestra” (Lamentaciones 3:44). Pero también podríamos ser tú o yo durante alguna crisis en nuestras vidas, cuando parece que Dios ha cerrado los cielos. ¿Lloras con Jeremías diciendo: “Yo soy el que ha visto problemas, estoy en una situación de la que parece que no puedo salir”?
¡No creas que Jeremías continuó en la desesperación! Al igual que David, llegó a un lugar de esperanza y victoria. Recordó que su Dios estaba lleno de compasión y tiernas misericordias: “Esto recapacitaré en mi corazón, por lo tanto esperaré. Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré. Bueno es Jehová a los que en él esperan, al alma que le busca. Bueno es esperar en silencio la salvación de Jehová…Porque el Señor no desecha para siempre; Antes si aflige, también se compadece según la multitud de sus misericordias” (Lamentaciones 3:21-26,31-32)
El salmista David dijo: “Porque Jehová ha oído la voz de mi lloro. Jehová ha oído mi ruego; Ha recibido Jehová mi oración.” (Salmos 6:8-9) Ha guardado cada lágrima, ha recibido cada clamor, ha escuchado con atención cada oración. Puedes estar seguro que si tienes que pasar por un horno caliente de aflicción, Él estará allí contigo. Dios tiene un propósito para todo lo que Él permite, y para cada prueba difícil Él da gracia especial.