DOS ABSOLUTOS

Cuanto más vivo para Cristo, más difícil es para mí el aceptar las soluciones fáciles que dicen que todo lo curan. Pero en mis propias luchas, he encontrado un gran alivio y ayuda en dos absolutos maravillosos.

El primer absoluto es: DIOS VERDADERAMENTE ME AMA. Dios no se dedica a condenar a Sus hijos, con o sin fracasos. Él es un Padre amoroso, que sólo desea levantarnos de nuestras debilidades.

Recientemente pude vislumbrar un poco de ese amor mientras caminaba por el bosque alrededor de nuestro rancho. En ningún momento dejé de considerar las aves que volaban por ahí, libres y saludables. Pero de pronto, justo delante de mí, un pajarillo inválido agitaba sus alas. Luchando al intentar volar, el pajarillo bebé solo podía mover sus alitas en medio del polvo sin éxito. Me incliné para recogerlo, entonces una escritura familiar vino como un relámpago a mi mente: “…ni uno (pajarillo) de ellos cae a tierra sin vuestro Padre” (Mateo 10:29).

Pensaba que ese versículo decía: “Ni un pajarillo cae a tierra sin que vuestro Padre lo sepa”. Pero la versión de Mateo declara: “…ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre”.

Dios está con nosotros, aun cuando caemos. El Padre no cae en nuestro pecado, pero sí se inclina a nuestra condición caída. Él no nos abandona en nuestra caída. Ya que, como puedes ver, nosotros somos esos pajarillos.

A veces, sólo podemos ver Su gran amor cuando tocamos fondo. Habrás ganado una gran victoria si puedes estar convencido de que Dios tea ma incluso cuando estás herido, inválido. Su amor eterno renueva nuestras fuerzas. Sólo reposa en ese amor maravilloso. No entres en pánico. Vendrá la liberación.

El segundo absoluto es: ¡LO QUE MÁS LE AGRADA A ÉL ES MI FE! “…sin fe es imposible agradar a Dios” (Hebreos 11:6). Dios considera nuestra confianza en Él como justicia. “Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia” (Romanos 4:3).

Quizás no entiendo por qué al parecer Él se toma demasiado tiempo para intervenir, pero yo sé que Él cumplirá Su Palabra en mí.