EL LAZO DEL CAZADOR HA SIDO ROTO

“Nuestra alma escapó cual ave del lazo de los cazadores; se rompió el lazo y escapamos nosotros.” (Salmo 124:7).

Imagine a un pájaro pequeño atrapado en los lazos del cazador. En el suelo, sin esperanza, su pequeño corazón palpita con terror y sus alas se mueven violentamente en contra de la red - en vano. Entre más lucha, más maltratado y golpeado queda. Temeroso, el pájaro comienza a hacer chillidos pero el escape es imposible. Se encuentra completamente rendido ante la misericordia de su cazador.

Amado, ¡este pequeño pájaro es usted - atrapado por la red del pecado! Y el cazador es el diablo, el malvado. Él ha dejado caer su trampa y lo capturó a usted.

Ahora, considere a ese pequeño pájaro atrapado. ¿Cómo él posiblemente podrá ser libre en sus propias fuerzas? Si él pelea para romper la red, él se enredará más en ella. El pájaro incluso se terminará rompiendo un ala o sangrará hasta perder la vida. Él no puede librarse a sí mismo.

¿Acaso ésta no es una imagen de nosotros mismos atrapados por el pecado? Nosotros le hacemos a Dios un sin fin de promesas. Luchamos, clamamos, tratando de romper nuestra atadura. Pero ¡hemos perdido nuestra libertad y aún continuamos presos!

Piense de nuevo en ese pequeño pájaro atrapado. Esa noche, el cazador se irá a dormir soñando en ese pájaro que ha estado persiguiendo. Él difícilmente puede dormir y está ansioso de salir al día siguiente para ver si lo atrapó.

Mientras el cazador se acerca a la trampa, él ve que ésta se ha levantado y se emociona. Él espera ver a un pájaro pequeño, cansado, sangruiento, temeroso, medio muerto pero cuando él examina la trampa, ve que la red ha sido rota. ¡El pájaro retomó el vuelo!

Nosotros encontramos al pequeño pájaro en una rama de un gran árbol ubicado en la montaña de Dios. ¡Él es libre y sus heridas han sido sanadas -todo porque el Señor vino y rompió la red!

Este pequeño pájaro se está diciendo a sí mismo, “Si no hubiera sido por el Señor -si Él no se hubiera a presurado -yo hubiera sido tragado y devorado. Pero ¡Dios ha roto el lazo y me ha sacado de mi trampa!”

¡El lazo del cazador ha sido roto - y nosotros hemos escapado!