EL PODER DE UNA VIDA LIMPIA E INTACHABLE

Cuando usted establece su corazón en caminar intachablemente delante de Dios -viviendo de una manera que sea agradable al Señor- será temido y despreciado por aquellos que han perdido el favor y la bendición de Dios. ¡Cristianos tibios o en peligro serán absolutamente perturbados y rechazarán su vida!

Vemos esto claramente ilustrado en 1 Samuel: "Saúl ya vivía temeroso, porque era claro que el Señor ayudaba a David y se había apartado de Saúl… Y David se conducía prudentemente en todos sus caminos, y el Señor estaba con él. Y al ver Saúl que David se comportaba inteligentemente, más temor tenía de él." (1 Samuel 18:12-15).

¡La conducta intachable de David infundió temor en el corazón de Saúl! Cuando Saúl estaba cerca de David, recordaba los tiempos en que había gozado del favor de Dios y la alta estima de los hombres. Pero la desobediencia, la envidia, el orgullo y su propia voluntad le costaron a Saúl cada porción del poder de Dios y le robaron todo el respeto del pueblo.

Ahora, Saúl se había encontrado cara a cara con un hombre más joven, con menos experiencia, probablemente menos elocuente, pero con un hombre que emanaba el poder y la integridad de la santidad. Él era de corazón puro, lleno del Espíritu Santo ¡y Saúl le tenía miedo!
Tenga en cuenta que no era un idólatra pagano el que estaba temeroso de David. No, ¡Saúl era un hombre que había conocido el poder del Espíritu Santo; una vez fue el ungido de Dios, un poderoso hombre elegido por Dios!

David simplemente vivía una vida limpia ¡y Dios derramaba gracia sobre él! "Pero todo Israel y Judá amaba a David, pues salía y entraba a la cabeza de ellos." (1 Samuel 18:16).

Saúl no quería estar cerca de David. La Escritura dice: "Por lo tanto, Saúl lo alejó de su presencia" (1 Samuel 18:13). Lamentablemente, Saúl representa a la iglesia transigida de hoy, los cristianos que han cedido y han perdido la unción de Dios. Él es el tipo de creyente que una vez fue lleno del Espíritu Santo, bautizado en el fuego de Dios, pero fue privado de todo lo que una vez conoció de Dios por su desobediencia, orgullo y lujuria.

No hay nada más aterrador para los cristianos que han cedido que una vida santa e intachable. Y cuanto más alineada esté su vida a la voluntad del Señor y a su santidad, más rechazado será usted por los creyentes que han transigido.