LUCHA POR TU FE

Llega un momento cuando todo el llanto debe terminar. Es entonces cuando el pueblo de Dios se eleva por sobre la aflicción, por encima de todo presagio funesto, y vuelve a su lucha.
En el Nuevo Testamento, Hebreos se hace eco de las palabras de Isaías:
Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; y haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado” (Hebrews 12:12–13).
El significado aquí es, en efecto: "No te quedes derribado. Levántate y lucha por tu fe. No cedas ante las rodillas que tiemblan o están adoloridas; en lugar de ello, sigue corriendo. Si sucumbes ante el miedo y la preocupación, tu fe puede acabar paralizada".
¡Después de soportar un período de llanto, llega el momento de luchar!
ECHAR LA CULPA
Considera la devastadora respuesta del ejército de David a su calamidad en Siclag. Después que estos hombres poderosos terminaron de llorar, se indignaron y culparon a David por haber permitido el desastre. Estaban tan amargados por su terrible desgracia que comenzaron a recoger piedras para matarlo (Leer el relato en 1 Samuel 30:1-6).
En mi opinión, esto es exactamente lo que la mayoría de la gente está haciendo en este momento por estado actual de las cosas en el mundo. Están yendo de aquí para allá, preguntando: "¿Quién tiene la culpa de esta calamidad? Todo es un desastre".
DÉJALO Y PELEA
Insto a cada seguidor de Jesús: Olvídate de cómo llegamos aquí. Olvídate de quién es el responsable. Por encima de todo, olvídate de tus propios "qué pasaría si"..."Si tan sólo hubiera hecho esto o aquello, mis finanzas estarían bien, mi vida sería mejor". Si te aferras a tales pensamientos, tu miedo se convertirá en rabia o en algún otro espíritu destructivo y paralizante. El Señor desea que le des una dirección diferente a todas tus energías. Su Palabra nos dice: "¡Ahora es el momento de luchar por tu fe!"