DIOS ES NUESTRO ESCUDO

Cuando Dios les pide a sus siervos que den un paso hacia lo desconocido, no es un evento de una sola vez. Es un caminar que se nos requiere por toda la vida. Pero nuestra obediencia tiene una gran recompensa: “Vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande.” (Génesis 15:1).

Dios nos está haciendo una gloriosa declaración aquí: Aquellos que le obedecen – quienes dan un paso sin saber lo que les sucederá, y que sin embargo confían ciegamente en su Palabra—nunca estarán fuera de su protección. Él dice: “Estaré alrededor de ellos como un escudo, y yo seré su recompensa. Me entregare por ellos.” “Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo; como con un escudo lo rodearás de tu favor.” (Salmo 5:12)

A un antiguo miembro de nuestra iglesia, una aclamada actriz, Dios le pidió que dejara el escenario completamente, como un acto de obediencia a él. Ella sabía en su corazón que el Señor le estaba diciendo que dejara todo atrás. Así que ella hizo a un lado un premio como mejor actriz y dio un paso hacia lo desconocido. No tenía trabajo ni garantía de trabajos de ninguna clase y salió sin saber a dónde iba.

Al día siguiente su agente la llamó para decirle que le ofrecían el papel principal en una película con tres de los actores más conocidos en el negocio. Después que colgó, dijo: “No, Satanás, yo sé lo que estas tratando de hacer. No cambiaré de idea.”

Amados, así es como va a ser para muchos. Cada vez que das un paso en fiel obediencia, el diablo traerá alguna tentación para llevarte al lado de la desobediencia. ¡La obediencia siempre va a tener algún costo!

Esa misma semana, la actriz fue a la corte y ganó una gran victoria en la batalla por la custodia de su hijo. ¡Su escudo estaba trabajando para ella! Ella había ganado a Cristo, y su recompensa era el Señor mismo.