EL ÚLTIMO DERRAMAMIENTO

Yo sé que muchos no recibirán lo que voy a decir, pero muchos otros sí lo harán. Yo no creo que hayamos visto todavía la gloria y la plenitud del derramamiento del Espíritu Santo como fue profetizado por Joel. ¡Lo que hemos visto es solo una rociada! Sí, tenemos un renuevo carismático mundial y el amor ha juntado a muchos. Ha sido una experiencia compartida mundialmente, pero ha sido solo un anticipo.

Dios no permitirá que nada estorbe lo que planea hacer. El enemigo se va a llevar una sorpresa. Justo cuando parezca que la iglesia está siendo inundada por un aluvión satánico, el Espíritu levantará una bandera. Entienda lo que esa bandera es, y usted entenderá lo que Dios hará pronto. La bandera es un pueblo santo, puro, sin contaminación, librado de la corrupción que hay en el mundo. Esa bandera es una nueva raza de Cristianos santificados los cuales brillarán como lumbreras en medio de una generación perversa y malvada. ¡No será una renovación de amor y alabanza, sino una restauración de santidad para el Señor!

Habrá también alabanza y gritos, pero serán gritos de victoria sobre el pecado y la contaminación del mundo, cumpliéndose el propósito del último derramamiento: “Y todo aquel que invoque el nombre de Jehová, será salvo…” (Joel 2:32). ¿Salvo de qué? ¡Del pecado! ¡Del espíritu del mundo!

No tendremos la plenitud del derramamiento del Espíritu hasta que las personas bautizadas se separen del mundo. Debemos enfatizar separación y pureza de corazón. El propósito de la venida del Espíritu es santificar y preparar un pueblo para el retorno del Señor, un pueblo sin mancha y sin arruga.

Cuando la plenitud del derramamiento del Espíritu venga sobre toda carne, habrá convencimiento del pecado en todas partes. “Cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio” (Juan 16:8). Ese es el derramamiento del Espíritu Santo.

Trágicamente, demasiadas personas hablan en lenguas, pero luego viven como el diablo. El pecado nunca fue arrancado de sus vidas y todo lo que ellos recibieron fue una experiencia de éxtasis. Dios los bendijo sólo suficiente como para llamarlos a una vida de santidad y sumisión más profundas, pero ellos dejaron de hacerlo, y se conformaron diciendo “Tengo al Espíritu Santo.”

¡Oh, hay tanto más! Yo le doy gracias a Dios por el privilegio de orar en lenguas desconocidas; es mi manera de soltar todas las alabanzas que tengo contenidas, en una comunicación que va más allá de mi entendimiento. Pero usted puede hablar en lenguas humanas y angélicas, y si no tiene amor, usted no ha recibido nada. Pero yo digo que aún va más profundo. Usted no es verdaderamente bautizado con el Espíritu Santo hasta que cada parte escondida de su alma haya sido expuesta – y cada pecado haya sido confesado y abandonado.