NO ESTAS SOLO EN TUS PROBLEMAS

“Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón, y lavado mis manos en inocencia” (Salmo 73:13).
Asaf, el escritor de este salmo, estaba confundido por sus sufrimientos, especialmente cuando observaba la vida fácil que llevaban los impíos alrededor de él. Casi cayó en un abismo de incredulidad, dispuesto a acusar a Dios de haberlo abandonado, de no preocuparse. De hecho, casi abandonó la batalla por completo.
Este hombre piadoso debe haber pensado: “He estado viviendo piadosamente y soportando dificultades durante todo este tiempo en vano. Toda mi diligencia no ha servido de nada. He sido fiel en alabarlo y estudiar su Palabra y estas plagas y tristezas no tienen sentido. ¿De qué sirve seguir?”
Amado, cuando lleguen calamidades y pruebas sobre ti, debes ser muy cuidadoso. Cuando estás afligido, debes guardar tu corazón de resbalar.
Si tú, personalmente, no estás en la condición de Asaph, puede que sepas de alguien que si lo está. Quizás un pariente, amigo o miembro de la iglesia que esté teniendo problemas graves. Cuando observas el sufrimiento de esa persona justa, te preguntas: “¿Por qué, Dios? ¿Cómo puedes permitir que esto suceda?”
Asaf fue al templo y oró. De la misma manera, cuando llegue el tiempo de dolor o sufrimiento, debes ir a tu lugar secreto de oración. Enciérrate a solas con Dios y derrama tu corazón a Él. Él lo entenderá.
El Espíritu Santo le habló a Asaf: “Ciertamente los has puesto en deslizaderos; en asolamientos los harás caer” (Versículo 18). Asaf se dio cuenta: “Yo no soy el que está resbalando, son los malvados que se deslizan directamente a la destrucción”.
Cuando Asaf comenzó a ver el cuadro completo, se regocijó: “Mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre” (Versículo 26). Pudo decir: “Sí, mi fuerza está fallando y estoy soportando una gran batalla, pero no estoy solo en mis luchas. ¡Tengo un Padre amoroso en el cielo que vela por mí!”