DAR GRACIAS EN TODO

Hace un tiempo atrás, un maravilloso joven cristiano descargó su gran ansiedad sobre mí.
"Siento un llamado del Señor a trabajar con jóvenes y niños, pero todas las puertas al ministerio se me cierran. Mi oración es que se abran otras puertas, pero parece que Dios no oye mi clamor. Me siento tan inútil”.
"El único ministerio que tengo ahora es ayudar a evangelizar un barrio pobre una vez a la semana. Mi papel es ser como un hermano mayor para el hijo de un predicador que está muy enfermo. Pero eso es todo lo que estoy haciendo. Tengo que creer que Dios tiene algo más para mí”.
Cuando oí esto, le dije al joven: "Quiero que entiendas algo. Lo que estás haciendo en este momento es más precioso para el Señor que si estuvieras predicando a miles de personas en un estadio. Ser útil para él no tiene nada que ver con números.”
"Estás jugando una parte importante en salvar al hijo de ese predicador. Ve y hazte amigo de aquellos pocos niños de ese barrio marginal que Dios te ha dado. Puedes encontrar satisfacción en este tiempo y lugar, y comprender que estás viviendo en la perfecta voluntad de Dios porque estás siendo fiel en las pequeñas cosas”.
Dime, hermano en Cristo, ¿Estás en paz con tu situación actual? ¿Puedes confiar que Dios está perfeccionando su obra en ti a través de cada circunstancia? Si no puedes, te volverás impaciente, estarás desesperanzado y con el tiempo te enojarás con Dios. Te volverás amargado y endurecido.
Pedro escribe: “De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien” (1 Pedro 4:19). Del mismo modo, Pablo instruye: " Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús" (1 Tesalonicenses 5:18).