UNA NUEVA REVELACIÓN SOBRE EL MESÍAS

“He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones. No gritará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las calles. No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá justicia. No se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la tierra justicia; y las costas esperarán su ley”. (Isaías 42:1-4)

Este pasaje es totalmente sobre Jesús. El Espíritu Santo se había movido sobre el profeta Isaías para traer una revelación de cómo sería Jesús cuando venga. Y la palabra inicial de Isaías aquí: “Contemplen”, señala a Sus oyentes: “Prepárense para una nueva revelación sobre el Mesías.”

La imagen que se hace patente en estos cuatro versos es clara: Cristo no vino para forzar a la gente a que lo escuchen. El no vendría con un clamor ruidoso; Él vendría como un Salvador tierno y amoroso.

Vemos el cumplimiento de la profecía de Isaías en Mateo 12. Los fariseos habían llevado a cabo un consejo para planificar como matarían a Jesús, tan solo porque había sanado a un hombre que tenía una mano seca durante el día de reposo. Mateo nos dice que “sabiendo [descubriendo] esto Jesús , se apartó” (12:15).

Cristo no tomó represalias en ira ni criticó duramente a aquellos que planeaban Su muerte. Él no fue como los discípulos, que querían que descienda fuego contra sus oponentes, aunque Cristo podría haber hecho eso. De hecho, Él podía haber llamado una legión de Ángeles para que se encargaran de sus enemigos, pero Jesús no hacia las cosas para vengarse.

Era este espíritu tierno, dice Mateo, que revela el cumplimiento de la profecía de Isaías: “No contenderá, ni voceará, ni nadie oirá en las calles su voz.” (Mateo 12:19).

Isaías estaba diciendo, en esencia, “El Salvador no viene a forzar a nadie para que entre en Su reino. El no viene como una personalidad escandalosa, bulliciosa y arrolladora. No, tú lo escucharás hablar con una voz quieta y apacible en tu hombre interior”.