SE ENCIENDE EL FUEGO by Jim Cymbala

A mi regreso de un corto viaje de descanso, saludé a la gente de mi congregación con algo importante en mi corazón. 

“Hermanos y hermanas,” dije, “verdaderamente siento que he recibido palabra de Dios acerca del futuro de nuestra iglesia. Durante el tiempo que estuve ausente, estuve clamando a Dios pidiendo que nos ayudara, que me ayudara, a comprender lo que Él más desea de nosotros. Y creo haber recibido una respuesta.

“No se trata de algo elaborado, profundo o espectacular. Pero quiero decirles hoy con toda la seriedad que me sea posible: Desde ahora en adelante, la reunión de oración será el barómetro de nuestra iglesia. Lo que suceda el martes por la noche será el indicador mediante el cual juzgaremos el éxito o el fracaso porque esa será la medida por la cual Dios nos bendecirá.

“Si invocamos al Señor, nos ha prometido en Su Palabra que responderá, que atraerá a Él a los que no han sido salvos, que derramará de su Espíritu entre nosotros. Si no invocamos al Señor, no nos ha prometido nada, nada en absoluto. Es así de sencillo. No tiene importancia lo que predique y lo que proclamemos creer en nuestras mentes. El futuro dependerá de nuestro tiempo de oración.

“Este es el motor que moverá a la iglesia. Sí, quiero que sigan viniendo los domingos, pero la noche del martes es la que tiene verdadera importancia”.

Por casualidad esa mañana estaba presente un ministro de Australia (o tal vez era de Nueva Zelandia), lo cual era una rara ocurrencia. Lo presenté y lo invité a decir algunas palabras. Se dirigió al frente e hizo un solo comentario:

“Escuché lo que dijo su pastor. He aquí algo en que pensar: Puedes saber el grado de popularidad de una iglesia por los que asisten el domingo por la mañana. Puedes saber el grado de popularidad del pastor o evangelista por los que asisten el domingo por la noche. Pero puedes saber el grado de popularidad de Jesús por los que asisten a la reunión de oración”.

Y con eso, se bajó de la plataforma. Eso fue todo. Nunca lo volví a ver.


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Jim Cymbala comenzó la iglesia Brooklyn Tabernacle con menos de veinte miembros en un pequeño y deteriorado edificio en una parte difícil de la ciudad. Nacido en Brooklyn, es un viejo amigo de David y Gary Wilkerson, y un orador frecuente en conferencias para pastores y líderes patrocinadas por World Challenge en todo el mundo.