CREE EN SU PALABRA

Si te preguntas por qué sigues cayendo, por qué continúas sintiéndote débil e impotente, haciendo precisamente lo que odias, puede ser porque no has confiado completamente en las promesas gloriosas de Dios.

Dios hizo muchas promesas a Abraham, promesas de ser su escudo y su galardón, de derrotar a todos sus enemigos, e incluso de hacer milagros en favor de él, tal como darle un hijo en su vejez. Abraham creyó estas promesas y Dios dijo que su fe le fue contada por justicia.

Igualmente, en el momento en que renunciamos a luchar contra nuestros enemigos espirituales en nuestras propias fuerzas y empezamos a establecer en nuestro corazón que Dios es capaz de lograr todo lo que promete, veremos el comienzo de nuestra justicia.

Dios nos ayuda enviando a Su propio Espíritu para morar en nuestro corazón. El Espíritu Santo es el poder de Dios y tal poder le declara la guerra a todos los poderes demoníacos: "El del Espíritu es [lucha] contra la carne" (Gálatas 5:17).

El Espíritu declara: "Ésta es ahora Mi morada, diablo. Tú ya no gobiernas aquí y tú batalla ya no es contra Mi hijo. Ahora te enfrentas a Mí y Yo voy a frustrar tus planes y voy a luchar contra ti en todos los frentes. Este hijo es ahora ¡el templo del Espíritu Santo!".

Andar en el Espíritu no es complicado. Es simplemente creer lo que Dios ha dicho: "Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne" (versículo 16). En pocas palabras, "¡Confía en el Espíritu Santo, cree en su compromiso de asumir tu causa y camina en el poder de Su promesa de luchar por ti!"

La Palabra de Dios nos da una promesa acorazada que es una cura segura para todas las angustias mentales:

"Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra" (Ezequiel 36:25-27).

¿Ves lo que Dios está diciendo? ¡Su Espíritu hace todo el trabajo en ti! Él te limpiará y te dará un nuevo corazón y entonces te llevará a la obediencia. Tu parte es creer que Él mantendrá Su palabra, ¡con una fe inquebrantable!

Confía en las manos de Dios Todopoderoso tus problemas, tu futuro, tu vida y tus pecados.