EL FIN DE LA HAMBRUNA

En Rut 1:6 leemos que el Señor “había visitado a su pueblo para darles pan”. Noemí escuchó que la hambruna en Judá había terminado, que Dios había visitado otra vez a su pueblo con abundancia de pan y bendiciones. Los recuerdos de las bendiciones pasadas inundaron el alma de Noemí, y ella empezó a añorar el lugar santo. Estaba harta de Moab y de su idolatría y muerte. Por lo que “se levantó con sus nueras, y regresó…salió, pues, del lugar donde había estado…y comenzaron a caminar para volverse a la tierra de Judá.” (Rut 1:6-7).

Las nueras de Noemí, Orfa y Rut, dijeron adiós a sus padres, amigos y familia. Le dijeron a sus seres queridos de toda la vida que se irían para siempre, que iban a Judá, un lugar donde Dios estaba “visitando a Su pueblo”.

¡Hoy, una vez más, el Señor está visitando a su pueblo! ¡Una vez más una hambruna ha terminado! Aquí, en la iglesia de Times Square y en otras iglesias alrededor del mundo, la pura Palabra de Dios se está predicando. Cuando el Señor visita a su pueblo, “les da pan”.

Durante la anterior hambruna de la Palabra, mientras que otros huían al Moab de hoy en día -la mundanidad, el letargo, la frialdad, el placer y el éxito- un remanente santo ha perseverado. Soportaron la auto-exaltación de evangelistas de la televisión, la sensualidad sórdida que irrumpió en la casa de Dios, la estupidez en el púlpito, y la burla de los cristianos apóstatas.

Oraron, ayunaron e intercedieron. Y ahora el Señor ha escuchado su clamor y está visitando a Su pueblo. ¿Por qué la Iglesia Times Square está llena con buscadores de hambrientos? ¡Porque se ha corrido la voz de que Dios está aquí! Las personas están escuchando que la palabra de Dios está fluyendo. Lo mismo ocurre en otros lugares, a medida que se propaga la noticia que una visita de Dios se está llevando a cabo. ¡La hambruna se ha acabado! ¡Dios ha enviado pan del cielo y si todavía no lo has probado, entonces sale de Moab y ve al lugar donde Dios está visitando a su pueblo!

Esto es lo que hicieron Noemí y sus dos nueras. Su partida hacia la frontera de Judá representa un mover hacia el Señor. Ellas estaban siendo atraídas por el Espíritu de Dios, atraídas por la noticia de su visitación.

Hoy en día, de la misma manera, en el Espíritu veo incontables multitudes regresando a casa, de vuelta a la plenitud de Cristo, lejos de lo falso, de la futilidad del evangelio de la prosperidad y de lo fácil, de la doble moral y de la falta de entusiasmo.