VELEMOS Y SEAMOS SOBRIOS

Dios llama a su pueblo a velar y ser sobrios pues el día de la destrucción se acerca. “Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios” (1 Tesalonicenses 5:6). Pablo exhorta a los hermanos: “Mas vosotros…no estáis en tinieblas…todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas” (5: 4-5). Lo que está diciendo es: “¡Lo que para este mundo es una trágica noche de oscuridad y abrasadora destrucción es el amanecer de un nuevo día para aquellos que velan y son sobrios!”

Tan cierto como que no somos de este mundo, es el hecho de que no estamos destinados a la oscuridad y la destrucción: “Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo” (5:9).

El aumento de intensidad de los dolores de parto significa algo glorioso para la Novia de Cristo: ¡Estamos una crisis más cerca de nuestro hogar! ¡Es la cuenta regresiva de la destrucción para el mundo, pero es nuestra cuenta regresiva a la gloria! ¡Es su cita con la ira y nuestra cita con la resurrección! ¡Mientras ellos tengan que sufrir el lloro y el crujir de dientes, nosotros nos gozaremos y alegraremos! Aquellos que son hijos de esta densa oscuridad, esta noche de destrucción, están borrachos y dormidos: “Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan” (5:7). “Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios” (5:8). Esto tiene que ver con cualquier tipo de intoxicación terrenal. “Intoxicar” significa “emocionar el espíritu humano a un punto de frenesí”. Esta es una poderosa advertencia para nosotros de parte del apóstol Pablo. Él nos está advirtiendo no emocionarnos por cosas terrenales en la víspera de la destrucción, no intoxicarnos (enloquecernos) con nada excepto Cristo.

“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe” (1 Pedro 5:8-9). Debemos estar en Sus negocios hasta que Él venga y permanecer diligentes en todas las cosas. Pero, por encima de todo, debemos ser sobrios y velar. La palabra “sobrio” aquí significa “tener discernimiento, ser prudente”. En otras palabras, no dejes que nada atrape tu corazón. No te involucres demasiado, ni te entusiasmes demasiado, o estés demasiado envuelto en las cosas de esta vida.

¡Se consciente! En este momento puede que estés bebiendo el vino demoniaco de la distracción: el vino de estar demasiado ocupados. La Biblia nos advierte que Satanás tratará de engañar, si fuera posible, aun a los escogidos. Muchas veces me he preguntado cómo podría ser posible esto. Yo creo que no es por el adulterio, el orgullo o los malos hábitos, sino dejando que algo que te llama la atención tome tu corazón, aunque sea algo legítimo, que obsesione tu corazón y consuma todo tu tiempo.