SUFICIENCIA EN TODAS LAS COSAS

¿Por qué tantos creyentes experimentan debilidad, sentimientos de desesperación y vacío, como si no pudieran continuar más? Es porque ellos no tienen la revelación que el Espíritu le dio a Pablo, ¡una revelación de todas las provisiones que Dios ha hecho posible para aquellos que se apropian de ellas por fe!

¿Encajas en la descripción que hace Pablo del siervo rico, aquél que tiene todo lo que necesita y aun más; en todo tiempo, en cada crisis? ¿Has comprobado esto haciendo retiros del banco del cielo?

Por varios años yo trabajé con Kathryn Kuhlman, una evangelista norteamericana. Yo predicaba con todo mi corazón en sus campañas mensuales en Pittsburg, Pensilvania y Youngstown, Ohio. Las reuniones se llevaban a cabo en la mañana y en la noche, y generalmente al final de cada día yo estaba exhausto. Una noche la Sra. Kuhlman nos dijo a mi esposa Gwen y a mí: “Vamos a algún lugar a cenar”. Yo le respondí: “Lo siento, estoy demasiado cansado. Debo ir al hotel y dormir un poco”.

Ella me miró con curiosidad y me preguntó: “David, ¿predicaste bajo la unción del Espíritu esta noche?” Yo respondí: “Tú sabes que yo estaba ungido. ¡Los altares estaban llenos de gente!”

La señora Kuhlman dijo suavemente: “Entonces no estas captando algo. Si estás ministrando bajo el poder del Espíritu Santo, deberías estar más fuerte al final del culto que cuando comenzaste ¡porque él es un Espíritu vivificador! Tú puedes sobreponerte a tu carne, porque por el Espíritu, puedes apropiarte de esa libertad”. Desde entonces, yo he comprobado esa verdad en mi ministerio.

“Y poderoso es Dios…a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra” (2 Corintios 9:8). Abundar aquí significa literalmente: “Siempre aumentando; tener más al final que al comienzo”. En otras palabras, mientras la batalla se torna más fuerte ¡la gracia de Dios aumenta! Cuando la debilidad venga sobre ti, la fuerza de Dios viene sobre ti, con mayor fuerza, si puedes creerlo.