¡SÉ LLENO DEL ESPÍRITU SANTO!
¡Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo, el Espíritu Santo cayó sobre las personas de maneras poco usuales! El sacudió edificios. Las personas comenzaron a alabarlo, en nuevas lenguas. ¡El Espíritu Santo tomó el control completo!
¡En Pentecostés, él vino como un viento recio y poderoso! ¡Cayó fuego! Cuando el Espíritu Santo desciende, las cosas se sacuden. “Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios” (Hechos 4:31).
Juan el Bautista predicaba: “Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego” (Lucas 3:16).
Amados, la Biblia lo dice muy claro: ¡Cuando Jesús viene a ti, Él desea bautizarte con el Espíritu Santo y fuego! El Espíritu Santo trae fuego, un amor consumidor al rojo vivo por Jesús. ¿Por qué hay muchos creyentes que un minuto están calientes y luego al otro minuto están fríos, nunca completamente entregados, nunca rendidos? ¿Es porque ellos no quieren que Jesús los bautice con el Espíritu Santo?
“Y cuando [el Espíritu Santo] venga, convencerá al mundo de pecado” (Juan 16:8). ¿Será que estos creyentes no han sido convencidos de pecado porque el Espíritu Santo no ha sido aún invitado a tomar la posición debida en ellos? Él es la plomada de Dios. ¡Cualquier cosa que no da la medida de Cristo, Él la revela y Él nos reprende y nos otorga poder para ser conformados a Su Palabra! Verdaderamente, Él llega a ser nuestro Consolador en esto, porque nos convence de pecado y nos otorga el poder para dejarlo. ¡Ese es el consuelo verdadero!
El Espíritu Santo nunca te hará hacer algo estúpido, ¡pero Él podría venir sobre ti en una forma tal, que los pecadores puedan pensar que estás ebrio! ¡Él no es bienvenido en muchas iglesias porque piensan que Él es demasiado ruidoso, muy alterador, muy impredecible!
¡En Pentecostés, él vino como un viento recio y poderoso! ¡Cayó fuego! Cuando el Espíritu Santo desciende, las cosas se sacuden. “Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios” (Hechos 4:31).
Juan el Bautista predicaba: “Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego” (Lucas 3:16).
Amados, la Biblia lo dice muy claro: ¡Cuando Jesús viene a ti, Él desea bautizarte con el Espíritu Santo y fuego! El Espíritu Santo trae fuego, un amor consumidor al rojo vivo por Jesús. ¿Por qué hay muchos creyentes que un minuto están calientes y luego al otro minuto están fríos, nunca completamente entregados, nunca rendidos? ¿Es porque ellos no quieren que Jesús los bautice con el Espíritu Santo?
“Y cuando [el Espíritu Santo] venga, convencerá al mundo de pecado” (Juan 16:8). ¿Será que estos creyentes no han sido convencidos de pecado porque el Espíritu Santo no ha sido aún invitado a tomar la posición debida en ellos? Él es la plomada de Dios. ¡Cualquier cosa que no da la medida de Cristo, Él la revela y Él nos reprende y nos otorga poder para ser conformados a Su Palabra! Verdaderamente, Él llega a ser nuestro Consolador en esto, porque nos convence de pecado y nos otorga el poder para dejarlo. ¡Ese es el consuelo verdadero!
El Espíritu Santo nunca te hará hacer algo estúpido, ¡pero Él podría venir sobre ti en una forma tal, que los pecadores puedan pensar que estás ebrio! ¡Él no es bienvenido en muchas iglesias porque piensan que Él es demasiado ruidoso, muy alterador, muy impredecible!