ENCONTRANDO SU DESCANSO

"y hallarán descanso para su alma; porque mi yugo es fácil, y mi carga es liviana."(Mateo 11:29-30).

Sólo conozco una manera de entrar en el descanso del que Jesús está hablando. Si la comprende y se apropia de esta verdad, le llevará a la paz más gloriosa posible en este lado del cielo y terminarán todos los sentimientos de inseguridad.

Esta verdad fundamental sobre la cual todos las demás se construyen es la doctrina de la justificación por la fe. Es la doctrina que usted debe entender si tiene la esperanza de entrar en el descanso que Jesús ofrece.

Sólo puedo referirme a los aspectos más destacados de la magnífica verdad de ser justificados por la fe. Sin embargo, creo que Dios quiere guiar a su iglesia aun más hacia esta divina verdad para darnos la fuerza fundamental que nos mantenga en los próximos días.

Lamentablemente, cuando se menciona el tema de la doctrina, muchos cristianos hacen un gesto de desaprobación. Ellos dicen: "No quiero escuchar todas esas cosas profundas y pesadas. ¡Sólo denme a Jesús!" Sin embargo, lo que realmente quieren decir es:" No quiero disciplinarme a mí mismo o pasar tiempo aprendiendo lo que Jesús hizo en la cruz."

Demasiados cristianos llegan a involucrarse emocionalmente con la cruz, pero nunca la estudian. He oído a muchos predicadores entregar emocionales llamados acerca de Jesús y la cruz, los latigazos, la corona de espinas sobre su cabeza, los clavos atravesando sus manos. La predicación de la cruz es eso, pero mucho más, se trata de la victoria de la cruz y lo que hizo Jesús para toda la humanidad.

Para los que desean "aprender de Él", los que quieren entender el trabajo maravilloso de Jesús en el Calvario, voy a tratar de explicar este concepto de la justificación por la fe.

Hay dos cosas que están involucrados en nuestra justificación por la cruz de Jesucristo:

  • En primer lugar, tenemos el perdón de todos nuestros pecados. Cuando Jesús fue a la cruz, Su sangre nos perdonó de toda culpa.
  • En segundo lugar, somos aceptados por Dios como justos en Cristo, por la fe. Esto significa que Dios nos acepta por los méritos de lo que hizo Jesús en la cruz y no por nuestras obras o buenas acciones.

"¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica" (Romanos 8:33).