DEJA A UN LADO Y OLVIDA

El mensaje del Espíritu Santo a la novia de Jesucristo en el Salmo 45 fue: “También olvida a tu propia gente y a la casa de tu padre” (v. 10). La pequeña y calmada voz susurra: “No es suficiente que dejes a un lado tu pasado. También debes olvidar todo- sacarlo de tu mente - ¡todos los amantes pasados y las distracciones!”

Aquí el mensajero está diciéndole a la novia, “¿Estás considerando el costo a pagar mientras te preparas para unirte a Él? ¿O le darás a Él una entrega meramente verbal después de la boda? ¿Has iniciado un compromiso que estás dispuesta a llevar hasta el final o tu mente juega con imágenes del pasado, viejos amigos, hábitos, amantes? Si usted se compromete con este matrimonio, usted no solamente debe hacer a un lado su pasado, ¡usted debe olvidarlo por completo!”

Cuando Jesús habla de aquéllos que “no renuncian a todo lo que poseen” (Lucas 14:33), Él está refiriéndose a los individuos que le dan la espalda y se agarran de sus ídolos. Un ídolo es cualquier cosa que se convierte en el enfoque de nuestra devoción -todo lo que domina nuestro tiempo, nuestra atención, dinero, amor, interés.

Muchos esposos pueden afirmar que son buenos proveedores. Ellos trabajan con esfuerzo y por largas horas, no malgastan el dinero, y pasan tiempo de calidad con sus familias. Pero ¿cuánto tiempo le dedican a Jesús? ¿Acaso ellos tienen lo que llamo “momento de apartarse y hacer a un lado” - un tiempo donde ellos abandonan mentalmente todo lo demás y se encierran a solas para pasar un momento con Jesús? Es un instante en el que todos los pensamientos sobre el trabajo, la familia, los hijos son hechos a un lado y decimos, “¡Este es tu tiempo Jesús. Soy solamente tuyo en este momento!”

El problema no es el negocio, la familia o nuestra carrera profesional. Mas bien es el “merodear” - el vagabundear y perder el tiempo. Multitudes en el pueblo de Dios pasa infinidad de tiempo merodeando -pasa horas con los amigos o sentado frente al televisor. ¡Perdemos horas preciadas y rechazamos a nuestro Señor y Salvador!

Ahora quiero hablarle a las esposas: Ustedes les han dado a sus esposos e hijos los mejores años de sus vidas. Ustedes han trabajado esforzada y fielmente, y han tenido buen cuidado de su familia. Sin embargo, ¿cuántos “momentos de apartarse y hacer a un lado” les están dedicando a Jesús? ¿ Cuántas horas a la semana se encierran con el Señor y se acercan a Él?

Cuán celoso ha de estar el Señor de todos sus amantes, de todas las cosas que consumen su tiempo y atención. El viejo dicho es verdadero: “No es lo “malvado” lo que es enemigo del cristiano, sino lo “bueno.” La familia, la carrera, el trabajo, los hijos. No obstante, estas cosas por sí mismas no se interponen entre usted y el Señor. No - ¡es el merodear!

Hoy el Señor se para frente a nosotros y nos pregunta: "...¿me amas más que estos? (Juan 21:15)