LA MISERICORDIA DE DIOS

En Hechos, capítulo 9 se nos enseña acerca de un hombre llamado Saulo de Tarso, uno de los hombres más religiosos de todos los tiempos. Saulo de Tarso pudo jactarse de lo siguiente: "he vivido en toda buena conciencia delante de Dios hasta el día de hoy". Pero, ¿qué hacia este hombre piadoso?

Saulo estaba tan lleno de odio hacia Jesús que con determinación perseguió a la Iglesia de Dios, incluso fuera del territorio judío. Hechos 9 narra cuando Saulo está en camino a Damasco, tratando de destruir al pueblo del Señor.

Considere la acción de Dios hacia este hombre que se convirtió en el evangelista cristiano más grande que jamás haya existido. Repentinamente, una luz del cielo resplandece a su alrededor,¿con qué objetivo? ¿para confundirle o ponerlo bajo culpa y condenación?, ¿para destruirlo o para pronunciar ira y juicio sobre él? No. Esta luz resplandeció para anunciarle a Saulo que su iniquidad había sido perdonada y su pecado cubierto.

Imagine a Saulo postrado ante la luz brillante y escuchando la voz de Jesús. Saulo en lugar de escuchar acusaciones de parte de un Dios santo, debido al camino en el que éste andaba, las palabras que escucha son: "¡Yo soy Jesús!" En ningún momento Dios hizo mención de la impiedad de sus acciones. ¿Por qué? Porque estaba persiguiendo a su mejor amigo.

Amados, este mismo Jesús nos ofrece la misma misericordia. Merecedores de juicio y reproche, le oímos decir: "Yo soy Jesús, tu Redentor."

Agradézcale este día por la misericordia que Él le ha mostrado.

[Pensamientos inspirados por J. B. Stoney]