¡CONSIGA EL PODER DE DIOS – Y ENTONCES VAYA!

Tan pronto como los discípulos escucharon acerca de recibir el bautismo de poder, ellos preguntaron, “Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo”? (Hechos 1:6). Jesús les respondió “No os toca a vosotros saber los tiempos o las ocasiones que el Padre puso en su sola potestad” (vs. 7).

Deténgase y piense en lo que esa pregunta implicaba: “Señor, ¿nos estás diciendo que comenzando en ese aposento, con sólo nosotros, tú restaurarás el reino de Israel? ¿Somos nosotros los que derrocarán a Herodes y a Roma? ¿Somos nosotros los que limpiarán la tierra, y prepararán tu reino para tu retorno?”

Sabemos que Jesús tenía que lidiar contra la lujuria de liderazgo y de autoridad en algunos de los discípulos. Pero yo noto algo en estas sus preguntas que va más allá de una sed de posición y de poder. ¡Se trata de la necesidad humana de estar involucrado en algún destino final grandioso! ¡Era la necesidad de ser alguien especial – de ser las personas indicadas en el tiempo indicado!

En sus corazones los discípulos parecían estar diciendo, “Señor, ¿cuál es nuestro lugar en tu plan profético? Sería un gran incentivo saber que estamos al final de una dispensación y que un nuevo día está por nacer. Cuán emocionados estaríamos si tú nos hicieras conocer que estamos viviendo y ministrando en un día de destino – ¡que tú nos estás usando para lograrlo!

Amados santos, esta misma necesidad de ser personas de destino está en nosotros en cierto grado. Pero la respuesta de Jesús a esto fue contundente: “No os toca a vosotros saber los tiempos.” Jesús no está buscando a hombres y mujeres de destino. ¡Él sólo quiere testigos de él! Él está diciéndoles, “El tema importante no es la ‘hora profética’ o algún destino que se os ha designado. ¡Yo debo tener testigos para esta generación presente!”

¡Esto me toca a mí profundamente! Como muchos otros hoy en día, quiero saber dónde estamos en este minuto del reloj profético de Dios. ¿Estamos por entrar en la gran tribulación? ¿Está juntando Dios al último remanente de creyentes?

Entonces escucho a Jesús decir, “No os toca a vosotros saber. Llénense con el Espíritu Santo. ¡Esperen en Dios, reciban su poder – y entonces vayan a testificar!” Nos toca vivir en un estado vigilante, esperando en expectativa con nuestras lámparas llenas y ardiendo. Nos toca anhelar y buscar que él regrese. Sí, debemos predicar acerca de su retorno y advertir acerca de sus juicios, ¡pero primero y sobre todo, nos toca ser sus testigos!