SIN REMORDIMIENTOS

Jesús expuso una de los métodos para hacer al pueblo de Dios caer, más grandes del enemigo, cuando Él envió este mensaje a Juan: “Bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí”. La palabra “tropiezo” en griego significa “atrapar, tropezar, trampa”. Yo creo que Jesús está advirtiendo tiernamente a Juan: “Tú me preguntas si soy quien digo ser. Juan, ¿no te das cuenta de lo que está sucediendo aquí? Satanás, no está tratando de atraparme a Mí, sino que ha tendido una trampa para ti, a través de esa pregunta”.

Cristo había pasado esa misma prueba, durante Sus cuarenta días en el desierto. Y ahora Él le estaba diciendo a Juan: “El diablo te está tendiendo una trampa, tratando de atraparte. Pero tú no puedes entretener sus mentiras. Él dice que Yo no soy quien digo ser, pero tú no debes caer en esta trampa satánica”.

Déjame preguntarte: ¿Qué crees tú que está en juego en la frase de Jesús: “tropiezo en mí”? ¿Qué hace que estas palabras sean tan poderosas? Es que Jesús conocía las consecuencias para Juan si cedía a la mentira de Satanás. Él sabía lo que pasaría si este hombre piadoso comenzaba a dudar de quién era en Cristo.

Como ves, todo lo que Satanás tenía que hacer era engañar a Juan para que dijera dos palabras; dos palabras, que arruinarían rápidamente todas las profecías que fueron dadas siglos atrás. Todo lo bueno que Dios había logrado en y a través de Juan se arruinaría. Y haría naufragar la fe de indecibles multitudes, incluyendo a las generaciones venideras. ¿Cuáles eran las dos palabras que Satanás quería que Juan pronunciara? “¡Tengo remordimiento!”

La palabra “remordimiento” significa: “angustia debido a expectativas incumplidas”. Tener remordimiento es decir: “Mis esperanzas no fueron satisfechas”. En resumen, es una declaración que refuta la propia fe de uno.

Sin embargo, no creo que Juan alguna vez llegara a ese punto. En lugar de ello, recibió el mensaje de Jesús para él, cuya esencia era: “Juan, te espera una bendición de fe y seguridad, si resistes las mentiras de Satanás. No permitas que la incredulidad acerca de quién soy Yo, se arraigue en ti. Si lo haces, dudarás de quién eres y de todo lo que Dios ha hecho en tu vida”.