COMO EMPIEZA EL AVIVAMIENTO by Jim Cymbala
Si estudias la historia de cualquiera de los avivamientos pasados, siempre encontrarás hombres y mujeres que primeramente gimen por dentro, anhelando ver un cambio en el statu quo, tanto en sí mismos como en sus iglesias. Empiezan a invocar a Dios con insistencia y la oración engendra avivamiento, que a su vez engendra más oración. Es como lo que ocurre en el Salmo 80, donde Asaf se lamenta por el estado triste que se vive en su época, los muros derrumbados, los animales desenfrenados, las viñas quemadas. En el versículo 18 suplica: “Revívenos para que podamos invocar tu nombre una vez más”
El Espíritu Santo es el Espíritu de oración. Únicamente cuando estamos llenos del Espíritu sentimos la necesidad de Dios dondequiera que vayamos. Quizá estemos conduciendo un automóvil, y espontáneamente nuestro espíritu empieza a elevarse a Dios con necesidades y peticiones e intercesiones allí en medio del tránsito.
Si nuestras iglesias no oran, y si el pueblo no tiene apetito de Dios, ¿Qué importancia tiene la cantidad de gente que asiste a nuestros servicios? ¿Qué impresión le causaría eso a Dios? ¿Puede usted imaginarse a los ángeles diciendo: “¡Oh, qué bancas! ¡Son de una belleza increíble! Aquí en el cielo hemos estado hablando acerca de ellas durante años. La forma en que tienen escalones que ascienden hasta el púlpito es maravillosa”
Si no nos interesa experimentar la cercanía de Dios aquí en la tierra, ¿Por qué tendríamos interés de ir al cielo? Él es el centro de todo allí. Si no disfrutamos estar en su presencia aquí y ahora, entonces el cielo no será cielo para nosotros. ¿Por qué Dios habría de enviar allí a alguien que no tuviera un ferviente anhelo por Él aquí en la tierra?
No es que sugiera que somos justificados por obras de oración o por cualquier otro acto de devoción. No soy legalista. Pero no esquivemos el tema de cómo será el cielo: disfrutar de la presencia de Dios, dedicar tiempo para amarlo, escucharlo y rendirle alabanza.
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Jim Cymbala Jim Cymbala comenzó la iglesia Brooklyn Tabernacle con menos de veinte miembros en un pequeño y deteriorado edificio en una parte difícil de la ciudad. Nacido en Brooklyn, es un viejo amigo de David y Gary Wilkerson, y un orador frecuente en conferencias para pastores y líderes patrocinadas por World Challenge en todo el mundo.
El Espíritu Santo es el Espíritu de oración. Únicamente cuando estamos llenos del Espíritu sentimos la necesidad de Dios dondequiera que vayamos. Quizá estemos conduciendo un automóvil, y espontáneamente nuestro espíritu empieza a elevarse a Dios con necesidades y peticiones e intercesiones allí en medio del tránsito.
Si nuestras iglesias no oran, y si el pueblo no tiene apetito de Dios, ¿Qué importancia tiene la cantidad de gente que asiste a nuestros servicios? ¿Qué impresión le causaría eso a Dios? ¿Puede usted imaginarse a los ángeles diciendo: “¡Oh, qué bancas! ¡Son de una belleza increíble! Aquí en el cielo hemos estado hablando acerca de ellas durante años. La forma en que tienen escalones que ascienden hasta el púlpito es maravillosa”
Si no nos interesa experimentar la cercanía de Dios aquí en la tierra, ¿Por qué tendríamos interés de ir al cielo? Él es el centro de todo allí. Si no disfrutamos estar en su presencia aquí y ahora, entonces el cielo no será cielo para nosotros. ¿Por qué Dios habría de enviar allí a alguien que no tuviera un ferviente anhelo por Él aquí en la tierra?
No es que sugiera que somos justificados por obras de oración o por cualquier otro acto de devoción. No soy legalista. Pero no esquivemos el tema de cómo será el cielo: disfrutar de la presencia de Dios, dedicar tiempo para amarlo, escucharlo y rendirle alabanza.
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Jim Cymbala Jim Cymbala comenzó la iglesia Brooklyn Tabernacle con menos de veinte miembros en un pequeño y deteriorado edificio en una parte difícil de la ciudad. Nacido en Brooklyn, es un viejo amigo de David y Gary Wilkerson, y un orador frecuente en conferencias para pastores y líderes patrocinadas por World Challenge en todo el mundo.