¿ESTÁ PUES, JEHOVÁ ENTRE NOSOTROS, O NO?

¿Quiénes fueron las personas que Pablo describe en 1 Corintios 10:8-10, los miles que "cayeron en un día", los que “perecieron por las serpientes”, y los otros que “perecieron por el destructor"? Ellos no eran moabitas, cananeos, filisteos o cualquiera de las otras naciones paganas que rodean Israel. No, Pablo estaba hablando aquí de los creyentes, ¡personas de la propia elección de Dios!

En el desierto, el pueblo de Dios fue testigo de milagros increíbles. Ellos fueron alimentados con alimento espiritual por medios sobrenaturales y bebieron agua de la roca que Pablo dice que era Cristo mismo. Fueron bien enseñados y bien cuidados. Sin embargo, muchas de estas mismas personas fueron consumidas por la ira ardiente de Dios y perecieron por las serpientes.

El apóstol nos dice en 1 Corintios 10:5 que estos israelitas desagradaron tanto a Dios que Él los dejó "postrados" en el desierto. La palabra hebrea usada aquí significa: "Él los echó de su mano, esparciéndolos al suelo como polvo".

¿Qué quiere decir esto? El Señor le estaba diciendo a Israel: "No voy a aceptar esto de ti. Si fueran inocentes, si no hubieran sido bien entrenados, si no hubieran recibido alimento espiritual de Mi mano o si no hubieran visto evidencia de Mi gloria, entonces trataría con ustedes. Pero a pesar de mis muchas bendiciones, ustedes han elegido concupiscencias e ídolos. Así que, ahora voy a dispersarlos y echarlos fuera de mis manos completamente".

¿Cómo puede ser esto? ¿Por qué el Señor trataría tan severamente con Su propio pueblo después de que éstos fueron beneficiados tanto por parte de Él? ¡Pablo nos dice muy claramente en el versículo 9 que ellos tentaron a Cristo! "Ni tentemos al Señor, como algunos de ellos le tentaron".

¿Qué quiere decir Pablo cuando dice que no "tentemos al Señor"? Se refiere a un episodio en Éxodo 17, en el que los israelitas acababan de experimentar el milagro del maná, una oblea blanca que contenía todos los nutrientes necesarios para su sostén. Esta "cosa redonda y pequeña" aparecía en el suelo en medio de ellos todos los días. La gente no ganaba ni merecía este alimento sobrenatural; el Señor se los daba como alimento, sólo por Su gracia, y todo lo que ellos debían hacer era recogerlo. Luego, no tuvieron agua: Llegaron a un lugar llamado Mara, donde el agua era demasiado amarga para beber y una vez más, estaban en crisis, enfrentando una nueva prueba.
Inmediatamente, el pueblo comenzó a reprender a su líder, Moisés, acusándolo de ser un despiadado mentiroso, que los había llevado al desierto para destruirlos. Y luego vemos en el versículo 7, que "…tentaron a Jehová, diciendo: ¿Está, pues, Jehová entre nosotros, o no?”