LA MAYORÍA DE CRISTIANOS NO TIENE PODER by Gary Wilkerson

“Porque a todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará” (Lucas 12:48).

La mayor parte de los cristianos no tiene poder. Para algunos lectores, esta declaración puede parecer osada y para otros, sonará obvia. De cualquier forma, es un comentario de la iglesia que preferiría no tener que hacer.

Considera cómo se ve hoy, el cristianismo “normal” del creyente típico. Es una persona un poco espiritualista y un poco materialista y la mayor parte de sus decisiones diarias son acerca de cómo mejorar su vida. Eso incluye sus búsquedas espirituales, desde los grupos que integra en su iglesia, lo que descarga de internet y los seminarios a los que asiste.

No hay nada de malo con ninguna de estas cosas. Nuestro Señor quiere que nuestras vidas sean bendecidas, pero para algunos cristianos, éstas no son más que búsquedas mundanas. Ellos sólo buscan el éxito personal, no buscan el reino de Dios y pueden diluir en un creyente el poder del verdadero evangelio.

Le que hoy se considera un cristianismo normal debe ser un ultraje para Dios. No sólo no tiene poder, tampoco tiene pasión, ni sacrificio personal. En otras palabras, carece de la cruz, y, por consiguiente, de Cristo. No lo malinterpretes, se trata de la gracia de Dios y Yo nunca pondría una carga indebida a alguien. Pero es hora de que la iglesia haga un inventario espiritual para determinar si nuestras metas “espirituales” nos están acercando más al corazón de Dios o están haciendo que corramos en círculos.

Déjame hacerte una pregunta: ¿Crees que sería mejor para tu salud espiritual, asistir a una iglesia que no predique tanto el evangelio, ni de la Palabra de Dios o que no tenga mucha pasión por Su Reino? ¿Una iglesia en la que nadie realmente sigue Sus mandamientos? O ¿sería mejor asistir a una iglesia que exalte la Palabra de Dios, proclame el evangelio y tenga reuniones en casas para cada tipo de creyente?

Sugeriría humildemente que la segunda opción podría ser más peligrosa para tu salud espiritual. ¿Por qué? Porque Jesús declara que a quien más se le da, más se le demandará. Para alguien cuya vida no encaja con la verdad bíblica que le fue enseñada, el día del juicio será aterrador.