ANHELANDO FERVIENTEMENTE EL FIN

Lo creas o no, Pedro dice que debemos desear fervientemente el fin del mundo actual. Tu puedes decir: “¡Eso suena macabro!” Sin embargo, el apóstol escribe que hemos de esperar la disolución de este siglo malo: “¡…Esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! (2 Pedro 3:12)

Ahora bien, esto no quiere decir que cuando la destrucción venga nosotros gritemos con alegría: “¡Mira, todo se está quemando!” No, aquí las palabras de Pedro son para sostenernos. Cada vez que nos desanimemos en esta vida, debemos regocijarnos: “¡De cualquier forma todo se hará humo!”

Esta verdad también tiene la intención de “incitarnos” acerca de la clase de personas que debemos ser: “Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir…!” (2 Pedro 3:11)

Cuando lees estas palabras del gran fuego que viene y de un mundo nuevo y brillante donde reinará la justicia ¿Te alegras? Quizás, en lugar de eso, tú lloras: “Oh, Dios, yo creo lo que dice Tu Palabra. Creo que un día vas a enviar Tu fuego para derretir este mundo maldito por el pecado y creo que un mundo nuevo y santo está viniendo. ¡Pero no creo que yo esté a la altura de la santa y piadosa manera de vivir! No siento que llegue al estándar del cual escribe Pedro. Y me temo que no lo alcanzaré.”

Amado, tengo noticias gloriosas para ti. Te puedo mostrar, sin ninguna sombra de duda, que Dios desea sobremanera preservarte para Su mundo venidero. Necesitas Su verdad vivificante en tu corazón para sostenerte cuando el enemigo venga contra ti como una inundación.

Esto es lo que el Señor ha prometido hacer por ti:

“Jehová te guardará de todo mal; Él guardará tu alma. Jehová guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre.”(Salmos 121:7-8)

“Porque Jehová ama la rectitud, y no desampara a sus santos. Para siempre serán guardados” (Salmos 37:28).

“Él guarda las almas de sus santos; De mano de los impíos los libra.” (Salmos 97:10).

“Y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es el que os llama, el cual también lo hará.” (1 Tesalonicenses 5:23-24).