LLEGAR A SER UN GIGANTE CON DIOS
"Esperad en él en todo tiempo, oh pueblo, derrama tu corazón
delante de Él: Dios es nuestro refugio" (Salmo 62:8).
Debe tener en cuenta que sus citas diarias con Dios son lo más sagrado e
importante, más que las citas con cualquier otra persona (sin importar quien
sea).
Qué vergüenza debe ser para el cielo ver la manera en que los cristianos
no consideran altamente la majestad de nuestro Dios, el Rey de la Gloria. Somos
a menudo impertinentes en el modo que le hacemos esperar y luego, de repente,
sencillamente, cancelamos los planes para reunirnos con él en sus tribunales ¡todo
por la cosa más insignificante!
¿Puede usted imaginar a alguien manteniendo el Creador del universo
esperando mientras él ve su programa favorito de televisión? Sin embargo, ¡eso
es lo que muchos de nosotros hacemos! Lo que es peor, muchas veces no nos
molestamos en aparecer ante la presencia de Dios en absoluto. No es que nos
olvidemos de nuestra cita con él, ¡sino que deliberadamente nos negamos a
comparecer ante Él!
Isaías se lamentaba, "Despreciado y desechado entre los hombres,
varón de dolores, experimentado en quebranto: y como que escondimos de él el
rostro, fue menospreciado él, y no lo estimamos" (Isaías 53:3). Al
permitir que interrupciones se interpongan entre mí y mis citas con el Señor,
estoy escondiendo mi cara de él, y no le aprecio como debería.
La verdad es que es imposible perder el tiempo cuando usted está
buscando a Dios en oración y además, al salir del lugar secreto, el hombre o la
mujer de oración logra más en menos tiempo, con menos prisas y menos esfuerzo y
sudor.
El trabajo más efectivo que alguna vez vamos a lograr hacer para Dios es
de rodillas. Mientras el que no ora corre atropelladamente, de aquí para allá,
tratando de hacer grandes cosas; el cristiano de oración trabaja duro moviendo
reinos, rompiendo fortalezas, haciendo grandes cosas y, en el proceso…
convirtiéndose en un gigante con Dios.