SU VENIDA SERÁ UNA GRAN FIESTA

Para nosotros que formamos la novia del Señor, no debe haber ningún temor cuando Él se manifieste: “sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría” (1 Pedro 4:13).

Nunca olvides que Él no va a tomar por sorpresa a los que le esperan, quienes están “esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios” (2 Pedro 3:12). Los que están buscando y esperando Su venida están “aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos” (Efesios 5:16). ¡No están sentados delante de la televisión, envueltos en sueños egoístas y ambiciones insensatas! Ellos están ocupados preparándose como una novia ataviada, ocupándose hasta que Él venga. Ese día no va a “sorprender” a los que están preparados. ¡Él no vendrá como un ladrón en la noche para los que están expectantes!

También será el día del gozo del Señor, porque Él está ansioso por estar con Su novia: “Yo soy de mi amado, y conmigo tiene su contentamiento.” (Cantar de los Cantares 7:10). Nos olvidamos de Su entusiasmo, Su gozo, Su expectación. ¡Sí, Él anhela a Su novia! Se regocijó cuando los discípulos regresaron de echar fuera demonios (Véase Lucas 10:17-22). ¡Él es el hombre glorificado, el que participa de todos nuestros sentimientos, que se llena de gozosa anticipación de tener a Su novia, de recogerla y de acercarla a Sí mismo!

Él ha prometido mostrarse a Sí mismo a aquellos que buscan su venida. “Aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan” (Hebreos 9:28). Esta vez Él no viene para expiar el pecado, sino para revelar Su gloria a Su novia. Esa manifestación ya ha comenzado pues Él está mostrando Su poder y gloria a Su santo remanente. Ellos serán atrapados por su atracción magnética. No es un embaucador; sino que, Él está cortejando, limpiando, llamando, y acercándonos más a Él.