PROMESAS ESPECÍFICAS PARA DETERMINADOS MOMENTOS

Todos los cristianos tienen una confianza general en el Señor. Nos sostenemos en unas cuantas promesas que se aplican a todo el cuerpo de Cristo, tales como:

"Nunca te dejaré ni te abandonaré" (Hebreos 13:5).

"Todas las cosas ayudan a bien a los que aman a Dios, a los que son llamados conforme a su propósito" (Romanos 8:28).

"Porque Dios el Señor nos alumbra y nos protege; el Señor ama y honra a los que viven sin tacha, y nada bueno les niega." (Salmo 84:11).
Estas conocidas promesas han traído gran consuelo y bendición para la gente de Dios en todo el mundo durante muchos siglos. Sin embargo, más allá de estas promesas generales, Dios nos da promesas específicas para tiempos especiales, tiempos duros. Debemos conocerlas y llevarlas con nosotros cuando venimos confiadamente a Su trono de gracia.

Los puritanos, quienes fueron bendecidos poderosamente por Dios, decían que todas las promesas del Señor son un argumento santo.

Ellos creían que un cristiano no debe venir ante el Señor sólo con una fe general.

Cuando Dios le dice que venga confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y gracia en tiempo de necesidad, usted no puede tener sólo una idea general de por qué está ahí. No puede simplemente decir: "Está bien, Señor, Tú conoces mi corazón. Dame lo que te parezca mejor.”

Eso puede sonar bien, pero Dios tiene promesas específicas para determinados momentos de nuestra vida. Él quiere que nos aferremos a estas promesas con todo nuestro corazón para que podamos estar fuertes y seguros a medida que razonamos con Él. ¡Él quiere que nos pongamos de pie delante de su trono con un consuelo perfecto, con absoluta seguridad y sin dudas de ningún tipo!

Tal vez la razón por la que usted no está escuchando de Dios es que le está presentando una fe general, sin ser más especifico con Él. Dios dice: "Ven, trae delante de mi tus pruebas más fuertes (ver Isaías 41:21). ¿Por qué debo hacer esto para ti? ¿Por qué debería bendecirte?" por supuesto Él sabe por qué, pero ¡El también quiere que usted sepa por qué!