AYÚDESE

¡Ayúdese a sí mismo! No me refiero al “yo” sin Dios, sino al “yo” regenerado, poseído por Cristo. Uno de los versículos más importantes en la Palabra de Dios es Juan 4:14:

• “Pero el que beba del agua que yo le daré no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.”
• “Si alguien tiene sed de mí, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior brotarán ríos de agua viva” (Juan 7:37-38).
Estos ríos de agua viva estarán en él y brotarán de él. ¿De dónde brotarán? ¡De su interior!
¡Déjeme probarle a usted sin lugar a duda, que todo lo que usted necesita en la vida ya le ha sido dado cuando Cristo entró en usted! ¡Él está en nosotros con todo el poder para todas nuestras necesidades!
• “Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia… (2Pedro 1:3)”.
• “Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de Él” (Efesios 1:17).
• “Y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para con nosotros los que creemos” (Efesios 1:19).
• “Os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo…” (Hebreos 13:21).
• “Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros…” (Efesios 3:20).
• “Para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria…el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu…” (Efesios 3:16).
• “Juntamente con él nos resucitó, y así mismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús” (Efesios 2:6).
• “Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús está en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que está en vosotros” (Romanos 8:11).

¡Yo sé que hay un gran e indescriptible poder dentro de mí! Lo puedo sentir. Es un sentimiento de que una explosión de grandeza puede desatarse y surgir.

Yo sé que el Espíritu sabe y conoce todo, y que sólo él tiene todas las respuestas que yo necesito. Yo sé que no tengo que acudir al hombre o a nadie fuera de mí. Yo sé que tengo que ayudarme a mí mismo. Todo aquel que llama a Cristo “Señor” y confía en él, tiene al Espíritu Santo en él para ayudarlo a que la vida sea abundante y feliz.