¡ÉL QUIERE ENSEÑARNOS A CONOCER SU NOMBRE!
Aquellos que conocen verdaderamente a Dios, han aprendido a reconocer Su voz por sobre todas las demás. Él quiere que usted esté convencido absolutamente que él desea hablar con usted y decirle cosas que usted nunca ha visto ni escuchado antes.
El Señor me mostró recientemente que yo todavía estaba dudando cuando Su voz le hablaba a mi alma. Oh, yo sé que él habla y que sus ovejas necesitan conocer la voz del Maestro. Pero yo dudé de mi habilidad de escucharlo. Yo me pasaba todo el tiempo “comprobando” la voz que estaba escuchando, y cuando era algo demasiado grande o demasiado misterioso para mí, entonces pensaba, “Esto no puede ser Dios. Además, el diablo también puede hablar. La carne habla; los espíritus mentirosos hablan. Una multitud de voces vienen a nosotros todo el tiempo. ¿Cómo puedo conocer la voz de Dios?”
Yo creo que se requieren tres cosas de aquellos que van a oír la voz de Dios:
1. Una confianza inamovible de que Dios quiere hablarle a usted. Usted debe de estar completamente persuadido y convencido de que Dios anhela hablarle. Verdaderamente, el es un Dios que habla y él quiere que usted conozca Su voz para hacer Su voluntad. Lo que Dios le diga, nunca se saldrá de los parámetros de las Escrituras. Y usted no tiene que tener un Doctorado para entender Su voz. Todo lo que usted necesita es un corazón que dice, “Yo creo que Dios verdaderamente desea hablar conmigo.”
2. Tiempo de calidad y tranquilidad. Usted necesita estar dispuesto a encerrarse con Dios y dejar que todas las otras voces se callen. Es verdad, Dios nos habla durante todo el día. Pero cada vez que él ha querido edificar algo en mi vida, su voz ha llegado sólo después de que he acallado todas las otras voces excepto la de Él.
3. Pida en fe. No conseguimos nada de Dios (incluyendo el oír su voz) a no ser que nosotros verdaderamente creamos que él es capaz de transmitirnos su manera de pensar y hacer posible que entendamos su perfecta voluntad.
Jesús dice, “¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide pescado le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? (Lucas 11:11-12). En otras palabras, si usted le pide a su Padre celestial una palabra – una dirección clara, una corrección divina, una necesidad en particular - ¿cree usted por un momento que en lugar de eso, Él dejará que venga el diablo a engañarlo?
Supóngase que un hijo llama a su padre cada noche pidiéndole dirección y consejo. Pero un día, el padre decide jugarle una broma al hijo, y contrata a un imitador para que conteste el teléfono – alguien que imite su voz. Cuando el niño llama, el impostor le da toda clase de consejos raros y dirección falsa. De pronto, el hijo está absolutamente confundido y desconsolado porque todo lo que él escucha va en contra de lo que ha aprendido de su padre. ¿Qué clase de padre diría usted que es ese hombre? ¡Uno cruel! Y así lo estamos acusando a Dios de ser, cuando no confiamos que él nos da su voz sino la de un impostor.
Dios no es un bromista. Él no permitirá que el diablo lo engañe a usted. Cuando Dios habla, la paz viene y Satanás no puede falsificar esa paz. Si usted está en un lugar de silencio y tranquilidad, convencido de que Dios puede hablarle a usted, entonces usted tiene una seguranza que nunca cambia. Usted puede ir a Dios mil veces, y usted recibirá la misma palabra – ¡porque es de confiar!