SALIENDO DE LA OSCURIDAD, ENTRANDO A LA LUZ

¿Qué será necesario para sacarnos de nuestras vidas miserables de culpa, temor y depresión? ¿Qué será necesario para hacernos ver que hay una vida mucho más gloriosa esperándonos?

Pablo dijo, “Daréis gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en la luz” (Colosenses 1:12).

¿Quiere usted esta vida gloriosa, liberada? ¿Cree usted ahora que esa es su herencia? ¿Cree usted ahora que Dios quiere desesperadamente que usted la tenga? ¡Entonces acéptelo por fe y entre en ella! ¡Reclámela como suya! Pablo dice, “¿No han sufrido lo suficiente? ¿No han aprendido su lección todavía?” En otras palabras, ¿No están ya cansados de vivir una vida de temor y tortura mental? ¿No han aprendido que hay un camino mejor?”

“El justo por la fe vivirá” (Gálatas 3:11). Usted simplemente ponga su fe en lo que Dios ha dicho que hará por usted. Esta vida liberada de justicia, gozo, y paz en el Espíritu Santo es un regalo. Usted no puede trabajar para conseguirla.

El gozo más grande de todos es saber que usted ya no es “culpable” ante Dios. Es el gozo de saber que su fe lo hace a usted justo delante de él.

“Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos. Bienaventurado el hombre a quien el Señor no culpa de pecado” (Romanos 4:7-8).

Abraham llegó a ser el padre de naciones simplemente porque él tomó la Palabra que Dios le dio. Él pudo haber dudado y habría perdido todo.

“Tampoco dudó, por incredulidad de la promesa de Dios, sino que se fortaleció por la fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido…Pero no solo con respecto a él se escribió…sino también con respecto a nosotros…a los que creemos en aquel que levantó de los muertos a Jesús Señor nuestro” (Romanos 4:20-24).

Nosotros le creemos que nos perdona para salvarnos; debemos creer que él nos guardará. ¡El poder que nos salva, también nos guarda! La fe que trajo a Cristo a nuestras vidas nos mantiene sin caída.

“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios” (Romanos 5:1-2).