LA MISMA FE

¿No es asombroso que los hijos de Israel creyeron que Dios podía sacarlos de Egipto, pero no podían creer que él los podía introducir a la Tierra Prometida? Ellos habían sobrevivido a diez plagas sobrenaturales. Ellos miraron con horror cómo la muerte tomó a los hijos primogénitos en Egipto, pero que ninguno de ellos murieron. Ellos fueron testigos de la increíble visión de un mar apilándose a ambos lados para abrir un camino seco que lo atravesaba – ¡y ellos caminaron a través del mar! Luego ellos miraron con asombro cómo el mar cayó sobre Faraón y su ejército, ahogándolos.

“Así salvó Jehová aquél día a Israel de mano de los egipcios; e Israel vio a los egipcios muertos a la orilla del mar…el pueblo temió a Jehová, y creyeron a Jehová” (Éxodo 14:30-31).

¡Cuán excitado estaba Israel! ¡Ahora estaban a salvo! La vida antigua se había ido y la nueva vida era de ellos. Ellos danzaron de alegría, llenos con la anticipación de una nueva y gloriosa vida en una tierra de belleza y descanso.

“Tú los introducirás y los plantarás en el monte de tu heredad, en el lugar donde has preparado, oh Jehová tu morada” (Éxodo 15:17).

¡Sólo seis semanas después, la gente estaba abatida en el pozo de la desesperación! Estaban miserables, preocupados, temerosos y quejumbrosos. Se habían olvidado del poder milagroso de Dios.

“A los quince días del segundo mes después de su salida de la tierra de Egipto…toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés…Ojalá hubiéramos muerto a manos de Jehová en la tierra de Egipto…” (Éxodo 16:1-3).

Durante los meses siguientes, estas mismas personas dudaron de Dios diez veces diferentes.

Jesús dijo, “No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el Reino” (Lucas 12:32).

¿Dios quiere darme un reino? ¿Dónde está?

“El reino de Dios no vendrá con advertencia [visible]…porque el reino de Dios está entre vosotros” (Lucas 17:20,21). Es algo que usted posee en su hombre interior. ¡Es una vida liberada!

“Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo” (Romanos 14:17).