TOCAD TROMPETA EN SIÓN
¿Cómo es que debemos orar exactamente, en estos tiempos?
Aquí está el consejo de Joel para Israel en el día de oscuridad y espanto: “Tocad trompeta en Sion, proclamad ayuno, convocad asamblea. Reunid al pueblo, santificad la reunión, juntad a los ancianos, congregad a los niños…Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes ministros de Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad, para que las naciones se enseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?” (Joel 2:15-17).
Este fue el llamado a la iglesia: “No te desanimes ni te entregues a la desesperación. No debes creerle a las mentiras del diablo que no hay esperanza para un despertar”. Por el contrario, de acuerdo a Joel, el clamor del pueblo debía ser: “Señor, detén este reproche en Tu nombre. No permitas que Tu iglesia continúe siendo motivo de burla. Detén a los impíos de enseñorearse sobre nosotros y cuestionarnos, preguntando: ´¿Dónde está tu Dios?´”.
Tú puedes pensar: “Lo que Dios promete aquí es sólo una posibilidad. Él dice que podría detener Sus juicios. Esto no es más que un “quizá” o una “puede ser”. Todo lo que Él pide de Su pueblo podría ser en vano”.
Yo no creo que Dios juegue con Su iglesia. Y Él no enviará a Su pueblo en una misión inútil. Cuando Abraham oró para que Dios perdonara a Sodoma (donde vivía su sobrino Lot), el corazón de Dios fue movido a salvar dicha ciudad aún si tan sólo hubiera diez justos ahí. ¡Y Abraham pidió esto mientras los ángeles que traían el juicio ya estaban entrando a la ciudad! Estoy convencido de que el pueblo de Dios hoy en día debe orar al Señor de la misma manera.
La profecía de Joel referente al derramamiento del Espíritu Santo se halla en Joel 2:28-32 y el apóstol Pedro la repite en su sermón en Hechos 2:17-21. La profecía comienza así: “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne”.
Aquí está el consejo de Joel para Israel en el día de oscuridad y espanto: “Tocad trompeta en Sion, proclamad ayuno, convocad asamblea. Reunid al pueblo, santificad la reunión, juntad a los ancianos, congregad a los niños…Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes ministros de Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad, para que las naciones se enseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?” (Joel 2:15-17).
Este fue el llamado a la iglesia: “No te desanimes ni te entregues a la desesperación. No debes creerle a las mentiras del diablo que no hay esperanza para un despertar”. Por el contrario, de acuerdo a Joel, el clamor del pueblo debía ser: “Señor, detén este reproche en Tu nombre. No permitas que Tu iglesia continúe siendo motivo de burla. Detén a los impíos de enseñorearse sobre nosotros y cuestionarnos, preguntando: ´¿Dónde está tu Dios?´”.
Tú puedes pensar: “Lo que Dios promete aquí es sólo una posibilidad. Él dice que podría detener Sus juicios. Esto no es más que un “quizá” o una “puede ser”. Todo lo que Él pide de Su pueblo podría ser en vano”.
Yo no creo que Dios juegue con Su iglesia. Y Él no enviará a Su pueblo en una misión inútil. Cuando Abraham oró para que Dios perdonara a Sodoma (donde vivía su sobrino Lot), el corazón de Dios fue movido a salvar dicha ciudad aún si tan sólo hubiera diez justos ahí. ¡Y Abraham pidió esto mientras los ángeles que traían el juicio ya estaban entrando a la ciudad! Estoy convencido de que el pueblo de Dios hoy en día debe orar al Señor de la misma manera.
La profecía de Joel referente al derramamiento del Espíritu Santo se halla en Joel 2:28-32 y el apóstol Pedro la repite en su sermón en Hechos 2:17-21. La profecía comienza así: “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne”.