EN NUESTRO TIEMPO DE NECESIDAD
“Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:16).
¿Cuál es nuestro “tiempo de necesidad”? Es cuando le hemos fallado a nuestro bendito Señor. En el momento en que pecamos, necesitamos de gracia y misericordia, y Dios nos invita a venir confiadamente a su trono, con valentía, para recibir todo lo que necesitamos. No debemos venir ante él solo cuándo nos sentimos justos o santos, tenemos que venir cada vez que estamos en necesidad.
Aún más, no tenemos que esperar a tener nuestras almas limpias. “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9). Juan dice que no debemos intentar trabajar en limpiarnos, por horas, días o semanas. Esto pasa instantáneamente, tan pronto como venimos al Señor.
Entonces, ¿tienes la fe para creer en el perdón instantáneo de Dios? ¿Puedes aceptar la comunión instantánea e ininterrumpida con el Padre? Eso es exactamente lo que la escritura nos insta a hacer. Verás, la misma fe que nos salva y nos perdona, es también la fe que nos guarda. Pedro dice que “[somos] guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero” (1 Pedro 1:5). Que verdad tan increíble.
Sin embargo, nuestra incredulidad nos impide acceder al poder protector de Dios. Y con el tiempo, mientras enfrentamos el continuo ataque del pecado, podríamos comenzar a desesperarnos. Amados, esto simplemente no tendría que ser así. Dios nos ha dado maravillosas promesas del Nuevo Pacto, pero ellas no sirven de nada a menos que las creamos y nos apropiemos de ellas. Nuestro Señor ha prometido poner su ley en nuestros corazones, ser Dios para nosotros, guardarnos para no caer, implantar su temor en nosotros, darnos poder para obedecer y producir en nosotros el deseo de caminar en sus caminos. Pero tenemos que creer plenamente en esto.
¿Cuál es nuestro “tiempo de necesidad”? Es cuando le hemos fallado a nuestro bendito Señor. En el momento en que pecamos, necesitamos de gracia y misericordia, y Dios nos invita a venir confiadamente a su trono, con valentía, para recibir todo lo que necesitamos. No debemos venir ante él solo cuándo nos sentimos justos o santos, tenemos que venir cada vez que estamos en necesidad.
Aún más, no tenemos que esperar a tener nuestras almas limpias. “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9). Juan dice que no debemos intentar trabajar en limpiarnos, por horas, días o semanas. Esto pasa instantáneamente, tan pronto como venimos al Señor.
Entonces, ¿tienes la fe para creer en el perdón instantáneo de Dios? ¿Puedes aceptar la comunión instantánea e ininterrumpida con el Padre? Eso es exactamente lo que la escritura nos insta a hacer. Verás, la misma fe que nos salva y nos perdona, es también la fe que nos guarda. Pedro dice que “[somos] guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero” (1 Pedro 1:5). Que verdad tan increíble.
Sin embargo, nuestra incredulidad nos impide acceder al poder protector de Dios. Y con el tiempo, mientras enfrentamos el continuo ataque del pecado, podríamos comenzar a desesperarnos. Amados, esto simplemente no tendría que ser así. Dios nos ha dado maravillosas promesas del Nuevo Pacto, pero ellas no sirven de nada a menos que las creamos y nos apropiemos de ellas. Nuestro Señor ha prometido poner su ley en nuestros corazones, ser Dios para nosotros, guardarnos para no caer, implantar su temor en nosotros, darnos poder para obedecer y producir en nosotros el deseo de caminar en sus caminos. Pero tenemos que creer plenamente en esto.