CRUZANDO - Gary Wilkerson
Con los años, muchos cristianos sinceros empiezan a vacilar en su fe, tal vez debido a la profunda decepción en una experiencia previa. Para dar un paso adelante en la fe, ellos deben "cruzar" esa decepción, confiando en Dios de una manera nueva.
Tal vez estás confiando en Dios por una bendición para tu familia o los niños. O bien, estás creyéndole por un determinado ministerio a cumplirse en tu vida. Quizás estás buscando a Dios por libertad de una esclavitud reincidente o deseas ser libre de alguna lucha interior que te impide confiar en Él.
Algunos de nosotros necesitamos milagros inmediatos e intervenciones sobrenaturales en nuestras vidas o en la vida de algún ser querido. En resumen, Dios nos ha llamado a todos nosotros a cruzar. Cuando Israel llegó al río Jordán, Dios deseaba que ninguno de su pueblo se quede atrás.
Cualquier Cristiano experimentado te dirá que no hay un momento en que estés más sujeto al miedo, la ansiedad, la duda y la incertidumbre que cuando estás a punto de cruzar el Jordán. ¿Por qué? Debido a que estás al borde de poseer la tierra que Dios te ha llamado a habitar. Ese es el momento en que el enemigo, y nuestra carne, ponen resistencia.
La vida es siempre más fácil en este lado del Jordán, porque es cómoda; no se nos pide nada. Pero cuando Dios nos incita al movimiento, de repente las cosas que una vez nos hacían sentir cómodos se vuelven incómodas para nosotros. Comienzan a sentirse estáticas, en decadencia, incluso como muertas. Si persistimos en permanecer en nuestro lugar cómodo, corremos el riesgo de perder nuestra visión y pasión por la vida en Dios.
Josué no era inmune a esta tentación. Cuando Dios lo llamó a la acción, ésta fue la primera instrucción que le dio: "Esfuérzate y sé valiente" (Josué 1:6). Dios le dijo esto a Josué tres veces en cuatro versos, porque sabía que Josué necesitaba oírlo.
Para hacer lo que el Señor nos ha llamado a hacer, cada uno de nosotros debemos juntar todas nuestras fuerzas para llevarlo a cabo. Tenemos que avivar la valentía. Para algunos, esto podría significar tener el valor de renunciar a las cosas que le han dado un falso sentido de comodidad. Si estás estresado, inquieto o perturbado en tu espíritu, pídele al Señor que te muestre porqué. Si Él te está pidiendo dejar ir algo, ese podría ser tu primer movimiento en dar un paso adelante con fe.
Tal vez estás confiando en Dios por una bendición para tu familia o los niños. O bien, estás creyéndole por un determinado ministerio a cumplirse en tu vida. Quizás estás buscando a Dios por libertad de una esclavitud reincidente o deseas ser libre de alguna lucha interior que te impide confiar en Él.
Algunos de nosotros necesitamos milagros inmediatos e intervenciones sobrenaturales en nuestras vidas o en la vida de algún ser querido. En resumen, Dios nos ha llamado a todos nosotros a cruzar. Cuando Israel llegó al río Jordán, Dios deseaba que ninguno de su pueblo se quede atrás.
Cualquier Cristiano experimentado te dirá que no hay un momento en que estés más sujeto al miedo, la ansiedad, la duda y la incertidumbre que cuando estás a punto de cruzar el Jordán. ¿Por qué? Debido a que estás al borde de poseer la tierra que Dios te ha llamado a habitar. Ese es el momento en que el enemigo, y nuestra carne, ponen resistencia.
La vida es siempre más fácil en este lado del Jordán, porque es cómoda; no se nos pide nada. Pero cuando Dios nos incita al movimiento, de repente las cosas que una vez nos hacían sentir cómodos se vuelven incómodas para nosotros. Comienzan a sentirse estáticas, en decadencia, incluso como muertas. Si persistimos en permanecer en nuestro lugar cómodo, corremos el riesgo de perder nuestra visión y pasión por la vida en Dios.
Josué no era inmune a esta tentación. Cuando Dios lo llamó a la acción, ésta fue la primera instrucción que le dio: "Esfuérzate y sé valiente" (Josué 1:6). Dios le dijo esto a Josué tres veces en cuatro versos, porque sabía que Josué necesitaba oírlo.
Para hacer lo que el Señor nos ha llamado a hacer, cada uno de nosotros debemos juntar todas nuestras fuerzas para llevarlo a cabo. Tenemos que avivar la valentía. Para algunos, esto podría significar tener el valor de renunciar a las cosas que le han dado un falso sentido de comodidad. Si estás estresado, inquieto o perturbado en tu espíritu, pídele al Señor que te muestre porqué. Si Él te está pidiendo dejar ir algo, ese podría ser tu primer movimiento en dar un paso adelante con fe.