SIGUIENDO EL LLAMADO DE DIOS - Gary Wilkerson
Piensa en el desafío que Josué enfrentó al pedirle a Israel que diera un paso de fe y cruzara el Jordán a la tierra que Dios les había prometido. Había más de un millón de israelitas, sin incluir a los niños y los bebés. Piensa en el esfuerzo que tuvo que ser invertido en la planificación, toda la carga de trabajo y las muchas responsabilidades.
Aquí es donde muchos cristianos se atascan. Se dicen a sí mismos: "Si va a ser tan difícil, no puede ser del Señor, ¿o sí?"
Seguir el llamado de Dios no siempre es fácil. Pero está lleno de gracia. Pedro nos dice que la obra culminada de la cruz ha logrado todo lo que necesitamos para que podamos vivir para Él. "Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia" (2 Pedro 1:3).
Tú no tienes que vivir por tus propias fuerzas; el Espíritu Santo vive en ti con poder. Él te dará toda la energía que necesites para hacer lo que Dios dice. Nunca te agotarás, si vives y caminas en el Espíritu, atrayendo tu fuerza de Él.
Cada vez que tratas de atravesar el Jordán, hallarás personas que no están de acuerdo contigo; de hecho, puedes hacer que algunos de ellos se enojen. Y si sus voces se vuelven insoportables, te preguntarás si debes correr el riesgo de ir hacia adelante en absoluto.
Piensa en la presión Josué enfrentó. Él había proporcionado un fuerte liderazgo en ese punto y había ganado una gran confianza del pueblo. Eso era importante para un líder cuya nación estaba continuamente en riesgos de los peligros circundantes.
Tal vez te puedes identificar con el dilema de Josué. Si vas a cruzar tu Jordán, debes estar preparado para las respuestas escépticas de tu familia, tus amigos, tus compañeros de trabajo:
"Quieres empezar un negocio, ¿en esta economía?"
"Quieres ese tipo de ministerio, ¿por qué?"
"¿Que quieres hacer qué con tu vida? No puedo apoyarte. No creo que esto sea de Dios".
Ahora, permíteme añadir esto: Un paso valiente de fe, no sólo atraerá escépticos, también atraerá a un ejército del pueblo de Dios alrededor de ti. Encontrarás oración, apoyo y energía de fuentes fieles que nunca esperaste.
Aquí es donde muchos cristianos se atascan. Se dicen a sí mismos: "Si va a ser tan difícil, no puede ser del Señor, ¿o sí?"
Seguir el llamado de Dios no siempre es fácil. Pero está lleno de gracia. Pedro nos dice que la obra culminada de la cruz ha logrado todo lo que necesitamos para que podamos vivir para Él. "Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia" (2 Pedro 1:3).
Tú no tienes que vivir por tus propias fuerzas; el Espíritu Santo vive en ti con poder. Él te dará toda la energía que necesites para hacer lo que Dios dice. Nunca te agotarás, si vives y caminas en el Espíritu, atrayendo tu fuerza de Él.
Cada vez que tratas de atravesar el Jordán, hallarás personas que no están de acuerdo contigo; de hecho, puedes hacer que algunos de ellos se enojen. Y si sus voces se vuelven insoportables, te preguntarás si debes correr el riesgo de ir hacia adelante en absoluto.
Piensa en la presión Josué enfrentó. Él había proporcionado un fuerte liderazgo en ese punto y había ganado una gran confianza del pueblo. Eso era importante para un líder cuya nación estaba continuamente en riesgos de los peligros circundantes.
Tal vez te puedes identificar con el dilema de Josué. Si vas a cruzar tu Jordán, debes estar preparado para las respuestas escépticas de tu familia, tus amigos, tus compañeros de trabajo:
"Quieres empezar un negocio, ¿en esta economía?"
"Quieres ese tipo de ministerio, ¿por qué?"
"¿Que quieres hacer qué con tu vida? No puedo apoyarte. No creo que esto sea de Dios".
Ahora, permíteme añadir esto: Un paso valiente de fe, no sólo atraerá escépticos, también atraerá a un ejército del pueblo de Dios alrededor de ti. Encontrarás oración, apoyo y energía de fuentes fieles que nunca esperaste.