PRAYING PAYSON

El Dr. Edward Payson, conocido como “Payson, hombre de oración” fue un pastor en Portland, Maine, Estados Unidos, hace casi 200 años. En 1806, pocos años después de la Declaración de Independencia, América fue devastada por una depresión severa. Fue un período oscuro y Dr. Payson, quien registró vívidamente la tragedia en su área, escribió:

“Los negocios se han estancado, muchos están quebrando. Cientos...han sido despedidos ​​de su trabajo y son indigentes. Me estremezco por mi pobre país. Me temo que nuestros pecados han ayudado a hacer descender el juicio sobre nosotros. Algunos de nuestros maravillos jóvenes convertidos lo han perdido todo y les han quitado sus hogares; pero le hace bien a mi corazón verlos alegres y tranquilos pese a todo. Otros, que no tienen a Dios, han perdido la razón, se preocupan incesantemente, y al parecer se están muriendo por la herida de sus corazones”.

El Dr. Payson y su congregación sufrieron el despojo de todos sus bienes. El propio Dr. Payson vivía con sólo centavos en esos momentos difíciles. El 28 de diciembre de 1807, en una carta a su madre, escribió:

“Las condiciones empeoran. Un gran número de comerciantes ricos ahora viven en la pobreza. Las empresas están quebrando a diario. El asilo para pobres ya está lleno, y cientos aún necesitan ser mantenidos. Muchos de los que fueron educados en opulencia ahora dependen de los demás para su comida diaria.

"Quizás, madre, te afligirás por mí y dirás: ‘¡Pobre Edward!’ Pero con mayor razón ahora puedes regocijarte en mi nombre, y decir: ‘¡Rico Edward!’. Bendito sea Dios, mi fe no se basa en esos cimientos tambaleantes como para ser sacudida por estas conmociones. Dios me mantiene tranquilo, resignado, e incluso feliz en medio de todos estos problemas. No quiero decir que no siento dolor, sí lo siento. Todas mis esperanzas en este mundo han sido destruidas. En estas circunstancias, es imposible no sentir dolor. Pensé que sabía de antemano que no hay que confiar en este mundo y que sus goces son pasajeros...pero estos tiempos difíciles me han enseñado a desprenderme de las cosas materiales y buscar las cosas de Dios. Es mi oración, que si Dios tiene alguna bendición de este mundo reservada para mí, Él se complacerá en darme su gracia en lugar de ello”.

Edward Payson había dejado de tratar de correr la carrera de la vida por su cuenta (ver Hebreos 12:1). Podía aceptar con alegría el despojo de todo lo que poseía, porque estaba en este mundo pero no era de él.

“Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.”(2 Corintios 12:9).