UNA PROMESA INFALIBLE

Dios nos ha dado una promesa infalible para la vida en esta tierra. Él dice que cuando nuestro enemigo intenta aplastarnos, “Mi pueblo conocerá mi nombre en aquél día, porque yo mismo que hablo, he aquí estaré presente” (Isaías 52:6). En otras palabras, Dios dice, “Cuando estás en tu prueba más oscura, yo vendré y te hablaré una palabra. Me escucharás decir, ‘Soy yo, Jesús, tu Salvador. No temas.’”

En Mateo 14, los discípulos estaban dentro de una barca durante una gran tormenta, siendo azotados por el viento y las olas. Súbitamente, los hombres vieron a Jesús caminando hacia ellos sobre las aguas. Las Escrituras dicen, “Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo” (Mateo 14:26). ¿Qué hizo Jesús en ese momento infundado por temor? “Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis! (14:27, cursivas mías).

Me he preguntado por qué Jesús empleó estas palabras en particular, “Tened ánimo.” ¿Por qué les diría estas palabras a personas que pensaban que estaban a punto de morir?

La palabra traducida “ánimo” significa “estar aliviado, alegre, liberado del miedo.” Y aquí en la hora de prueba de los discípulos, Jesús ató esta palabra a su identidad. Recuerde, estos hombres lo conocían personalmente. Y él esperaba que ellos actuasen con fe conforme a su palabra. Él estaba diciendo, “El Padre ha prometido que yo vendré a ustedes durante su tormenta. Escrito está, ‘Por tanto, mi pueblo conocerá mi nombre en aquel día, porque yo mismo que hablo, he aquí estaré presente‘ (Isaías 52:6). Ahora he venido a ustedes en su tormenta. Soy yo, Jesús, aquí con ustedes en medio de todo. Así que, tengan ánimo, alégrense.” De igual manera, nuestro Salvador espera que tengamos la misma reacción de fe durante nuestros tiempos de dificultad.