LA MARCA DEL SIERVO

David el Salmista dijo, “Has abierto [perforado] mis oídos" (ver Salmo 40:6). Esto podría muy bien interpretarse como, “Me has aceptado como tu siervo” aludiendo a la costumbre de que los amos perforasen la oreja del esclavo que declinase la oferta de libertad (ver Éxodo 21:6). En otras palabras, “Tengo un agujero en mi oreja como señal de que he sido marcado para el Señor, por toda la vida y la eternidad.” ¿Le ha permitido usted al Espíritu Santo perforar su oreja?

Lo que marcaba al siervo era que se comprometía a dar totalmente su tiempo en servicio a su amo. No hay nada místico acerca de ese estilo de vida. Comienza con el compromiso de darle al Señor lo mejor de nuestro tiempo. Dicho compromiso se ejerce en nuestro diario vivir.

Esto no significa que todos deberíamos dejar nuestros trabajos y nuestras carreras profesionales para comenzar un ministerio de tiempo completo. Muchos hoy en día se están apartando de la voluntad de Dios al caminar presuntuosamente por la vida, al hacer a un lado su responsabilidad de criar una familia y al desarraigarse del “andar por fe”. La cosa más grandiosa es quedarse quieto y darle al Señor más tiempo de calidad en el lugar donde usted se encuentra. Se trata de poner a Cristo en el centro de todo para que su familia, trabajo, y todas las cosas giren en torno a él. De tal manera, Cristo llega a ser el enfoque de nuestros pensamientos y pasamos tiempo en su presencia, escuchando su voz y obedeciendo sus mandatos.

El siervo es más un dador que un receptor. Junto con Pablo, él puede decir, “pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a este crucificado.” Este siervo no está interesado en servir por recompensa ni por ganancia personal. Su salario es la gloria y el honor que él otorga a su amo. El verdadero siervo que está comprometido a un servicio de por vida, es marcado por el Señor de alguna manera especial. Este siervo no pasa desapercibido porque lleva en su cuerpo las marcas de su amo.

¿Qué marca al siervo en este día y época? Está claramente revelado en la Palabra como la marca de un espíritu contrito y quebrantado que llora por las abominaciones que se le hacen a su amo. Nuestro amo no nos perfora la oreja con un punzón, sino que rompe el corazón con su martillo.

“Y llamó Jehová al hombre vestido de lino que tenía a su cintura el tintero de escribano, y le dijo Jehová: Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella” (Ezequiel 9:3-4).

Otra marca de este esclavo es la de una circuncisión hecha no por manos. Esto habla de una separación total del mundo y una entrega a Cristo. Significa que todos los planes, esquemas y sueños personales son abandonados, y las preocupaciones y cargas del Señor se vuelven supremas.